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Liga BBVA | Valencia 4 - Rayo 1

Un Valencia enrachado acaba con un Rayo plano

Dos goles de Jonas, uno de Jordi Alba y otro de Pablo Hernández dieron la victoria a los de Emery, que vencieron con un fútbol práctico. Por el Rayo anotó Diego Costa.

Rubén Jiménez
Actualizado a
Un Valencia enrachado acaba con un Rayo plano

En el entorno de Vallecas se ha escuchado más de una vez esta temporada el nombre del Valencia. Se ha vinculado a Sandoval con el club che, a varios jugadores... El equipo che venía de arañar un empate en el Bernabéu, con un Guaita estelar; los vallecanos, de endosar a Osasuna la mayor goleada de su historia. El partido se presentaba bonito, tenía morbo. Pero el Valencia se jugaba más y se notó. La necesidad de puntos que le lleven a la Champions fue mayor que la del Rayo por dejar una buena impresión en Mestalla, una vez alcanzada la salvación virtual y con la importantísima baja de Javi Fuego.

El Rayo repitió dibujo e idea del día del Camp Nou. Cinco defensas, con los laterales muy abiertos y presión a todo el campo. Durante 30 minutos neutralizó el ataque valencianista... y el suyo propio. Lo único destacable fue un paradón con las yemas de los dedos de Joel a un buen tiro con rosca al palo largo de Pablo Hernández. Pero el partido estaba bloqueado. El punto de inflexión fue una acción de desgracia para el Rayo. Arribas y Labaka saltaron al unísono en busca del balón y chocaron sus cabezas en el aire. El peor parado fue el defensa vasco, que cayó a plomo y golpeó su cabeza contra el suelo. Tuvo que ser sustituido por Trashorras.

Ese cambio trastocó los planes de Sandoval, que se vio obligado a retrasar a la zaga a un Diamanka limitado en esa zona del campo, algo que demostró de inmediato. El senegalés falló en la marca de Feghouli, cuyo cabezazo se encontró con un paradón (otro) de Joel, aunque el portero del Rayo no puedo hacer nada por detener el disparo posterior de Jonas. Se adelantaba el Valencia al borde del descanso. Práctico, sin alardes, sin desgaste, pero ganando.

La segunda parte no tuvo nada que ver con la primera. Se olvidó el centrocampismo y se atacó, de área a área en busca del gol. El encuentro se volvió precioso, que no preciso. Cierto es que dominaba más el Rayo, por las urgencias, pero lo hacía a golpe de riñón, sin elaboración. Y cuando más a gusto se encontraba el cuadro rayista, otra desgracia asoló la defensa franjirroja. Un resbalón inoportuno de Pulido fue aprovechado por Feghouli (que estuvo en todas) para correr la banda y poner un balón perfecto para la llegada de Jordi Alba, que se adelantó por velocidad a Tito para superar a Joel.

Aparente sentencia que no fue tal porque se empeñó Pablo Hernández. Cedió un balón absurdo a Guaita sin mirar que Michu estaba en la trayectoria del balón. El asturiano, confuso en el dibujo, se llenó de tranquilidad, inteligencia y calidad para ceder el balón a Diego Costa, que llegaba de cara para recortar distancias. Parecía crecer por momentos el Rayo, que apeló a su máxima de no rendirse nunca. Pero llegó la polémica del partido. Arribas le sacaba el balón a Feghouli junto a la línea de fondo y el asistente de Paradas Romero le indicó erróneamente el punto de penalti. Jonas transformaba y le cortaba las alas al Rayo. De nuevo, práctico el Valencia en la segunda mitad. Aguantó las embestidas de los franjirrojos y soltó los puños cuando debió hacerlo.

El cuarto, de Pablo Hernández, no fue más que el fin de fiesta para un Valencia que recuperó el gol, el tercer puesto (a expensas del Málaga) y a Sergio Canales. Por su parte el Rayo, relajado tras la goleada a Osasuna que prácticamente le asegura la permanencia, acusó en exceso el cambio de Labaka, que obligó a Sandoval a cambiar el planteamiento en pleno partido. Victoria justa del equipo de Emery, que peleará hasta el último día por esa tercera posición que da derecho a la clasificación directa para Champions. Quien se siente en Mestalla el año que viene, es otra historia.