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Lolino

"Iba al volante, no me enteré, sólo recuerdo pasar frío..."

Miguel Ángel Jiménez 'Lolino' era el preparador físico de Juanito en el Mérida. Fue el que conducía el coche ese fatídico 2 de abril de 1992. Hoy recuerda en AS aquel día.

Actualizado a

20 años han pasado de la muerte de Juanito...

Es como si fuera ayer. Mi hija Cristina cumple ahora 20 años, nació 20 días después del accidente y eso me lo recuerda.

¿Cómo se conocieron?

En Madrid, en la tienda de deportes, a través de amigos comunes. Al llegar al Mérida supe que necesitaba un preparador físico, preguntó, yo me acerqué. Me dijo que los dos estábamos en el mismo barco, que remara fuerte...

¿Que aprendió?

Todo. Tenía 28 años, era un niño de pueblo. Aparecer Juanito fue abrirse el mundo. Lo que me enseñó no tiene precio. Al principio había falta de complicidad y sólo necesitamos dos comidas en mi casa de huevos fritos con chorizo para ser amigos Siempre tenía un libro en la mano, nunca puso mala cara a pesar de sus problemas.

Su carácter era fuerte...

Había muchos dientes de sierra en él. Momentos de euforia y de tristeza. El Juanito entrenador hubiera llegado lejos...

¿Hasta dónde?

Sabía que no le venía bien ser tan impulsivo. Hubiera acabado en el Madrid. Le hubieran querido con su idea del fútbol, con un decálogo de admirar. El día del accidente quería convencerme de que siguiera con él. Tenía ofertas de Primera.

¿Hubiera sido como Mou?

Decía lo que pensaba también. Hay una conexión, sí. Reencarnaba los valores del Madrid. Era un hombre directo, claro, conciso y sabía lo quería. Le podían perder las formas como a Mourinho, pero hubiera aprendido. Llevaba el libro Como hablar en público. Era una forma de demostrarse que podía dar mucho. La grada le hubiera visto como un fiel reflejo de lo que quiere. Está bien de hablar del Juanito provocador, recordemos al animoso, voluntarioso y positivo.

¿Qué hablaron en el viaje?

Era un libro abierto, me habló de Martín Vázquez, del equipo, de lo que era la grada. Me decía: tú y yo estaremos pronto en el Bernabéu.

Y llegó el accidente...

No me enteré, no vi palos, un camión, una maniobra. Recuerdo pasar frío y nadie me contestaba. Lo siguiente fue el hospital y luego la UVI, intubado. Me decían que todo estaba bien y en planta, a los 15 días, me lo dijeron. Fue un vacío enorme, no lo entendí. Podíamos tocar el cielo y mira donde acabamos. Gracias a mi hija Cristina conseguí remontar. Le lloré mucho, pero lo quiso el destino.