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Internacional | Objetivo indiscreto

Ariete y soldado: 'A sus órdenes, cuarto árbitro'

Goleador de Omán y colegiado de Singapur.

Actualizado a

Nadie, nunca, había hecho tanto por dignificar a los cuartos árbitros como el joven Raed Ibrahim Saleh, autor del segundo gol de la selección de Omán contra el temible equipo de Uzbekistán. Sin aficionados con los que celebrar su éxito (el partido se jugaba en Hanoi, para completar su exotismo), el delantero no tuvo otra ocurrencia que cuadrarse marcialmente ante el atribulado asistente, Sukhbir Singh, natural de Singapur; ya digo que no había nadie castizo en kilómetros a la redonda.

La reacción del cuarto árbitro fue inmediata y se aprecia en la imagen: váyase usted de aquí antes de que piensen que somos amigos y residentes en Mascate (capital de Omán), o antes de que alguien me confunda con un sargento de los lanceros bengalíes.

La duración del saludo no se conoce (los cronistas vietnamitas son dispersos) y tampoco se sabe si Sukhbir Singh utilizó el cartelón electrónico como elemento disuasorio. Sea como fuere, el gesto de Saleh es lo importante.

Mientras el fútbol occidental revienta los tímpanos de los árbitros en prácticas, en oriente se les guarda un respeto militar y reverencial, póngame a los pies de su señora, míster Singh, para lo que usted mande, teniente coronel Sukhbir.

Sería hermoso que cundiera el ejemplo y los próximos goles de Messi o Cristiano fueran festejados en compañía del cuarto árbitro, ante el que podrían cuadrarse, arrodillarse o hacer el paso de la oca, cada uno como le salga de dentro. Y lo mismo vale para Guardiola o Mourinho, tábanos recurrentes en las orejas de los Singh del planeta.

Para responder a sus lógicas inquietudes, diremos que Omán venció 2-0 y se ganó el derecho a jugar la repesca del Preolímpico contra Senegal (de Asia ya están clasificados para los Juegos Japón, Corea del Sur y Emiratos Árabes Unidos).

Será una nueva oportunidad para seguir de cerca a Raed Ibrahim Saleh, soldado de los cuartos árbitros y desde ahora, también, santo patrón.