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Álvaro Negredo

"Creo en este proyecto, no abandonaré el barco"

La temporada no ha sido amable con Negredo. Las lesiones le han hecho parar pero ha vuelto a tiempo. Nueves finales, dos obetivos: Europa y la Eurocopa: "No quiero verla desde casa". Bandera del nuevo ciclo, sólo piensa en sevillista. Habló desde la grada del Sánchez Pizjuán con AS.

Actualizado a

(la entrevista tiene lugar en la grada del Sánchez Pizjuán). Qué distinto se ve el fútbol, ¿no?

Este año me ha tocado sufrirlo así un tiempo...

Pero usted no lo habrá visto saltando con la barra como Medel hizo con la hinchada de Universidad Católica...

No, pero de joven en Vallecas era socio y me ponía junto a Los Bukaneros.

¿Y cuando ve a sus hermanos jugar?

Me pongo más nervioso que cuando juego yo.

Rubén Negredo terminó jugando el otro día de portero...

Siempre nos ha gustado. Yo también me pongo de portero en algún entrenamiento. En el Burgos-Gimnástica se habían hecho todos los cambios, y le tocó a él. Había marcado el 1-1 y luego paró un penalti. ¡Y hasta salía de puños!

¿Se imagina que le pasa a usted en el Sevilla?

No (risas). Sería mala señal.

Bueno, nos quería aclarar la noticia que publicó este diario el miércoles: "Negredo vuela con cuatro kilos menos".

No quiero que se saque de contexto. Estoy en 87 kilos desde que llegué en pretemporada. No manda el estado de forma lo que manda, sino la confianza. El año pasado sí estaba en cuatro kilos más, 91. Pero me encontraba muy bien y marqué 26 goles en total. No es clave.

¿Y por qué llegó con cuatro kilos menos en julio?

Me cuidé en verano, pero no quería adelgazar. El nutricionista nos marcó un peso ideal, pero yo vine ya con cuatro kilos menos. Y él quería que estuviese más bajo todavía. ¡Con menos peso chocan conmigo y me tiran! Y ya luego lo mantuve a pesar de las lesiones.

Hay futbolistas que sin estar en su peso ideal, según los nutricionistas, responden mejor.

En Almería nos hicieron bajar de peso y nos obligaban a comer ciertas cosas. A mí no me gustaba esa comida. Estuve ocho jornadas sin marcar, justo cuando más me cuidaba. Un día, antes de un partido, estaba en casa con mi mujer y le dije: Yo no ceno más esto. Comí otra cosa y marqué dos goles. Y adiós dieta (risas).

Se le ve en forma.

He vuelto bien. En Santander terminé bastante cansado, pero en Granada ya me fue mejor. Aguanté sin molestias y marqué. Pero puedo dar mucho más, seguro.

Negredo y el Sevilla hacen buenos finales de Liga.

Eso es un fallo. En los dos últimos años salió muy bien pero no se puede jugar con fuego tanto.

El Sevilla ha perdido mucho crédito en los últimos tiempos por su falta de regularidad. ¿Lo asume?

Este equipo necesita continuidad y calma. Si por ganar dos partidos sacamos pecho, el Mallorca nos lo va a hundir. Nos jugamos el prestigio de un Sevilla europeo, es mucho.

Jiménez, Álvarez, Manzano, Marcelino..., ¿qué ocurre? Se analiza y el problema ya se intuye estructural.

Nos hemos crecido demasiado cuando no venía a cuento. Hay que trabajar.

Dice Míchel que no le ve obsesionado con el gol. Pero a veces en el campo parece lo contrario.

No es una obsesión. Como delantero me gusta marcar, pero no suelo ser de los que me agobio. Estoy algo más bajo, pero nada más.

Cuando no tenía continuidad ni goles vino la llamada de la Selección. ¿Cómo valoró ese gesto de Del Bosque?

Me dio moral y alegría porque no quiero perder ese tren de la Eurocopa. Pero la competencia es dura, con jugadores extraordinarios. En mí está devolverle la confianza al seleccionador. Sé que el ve que, además del gol, puedo darle otras cosas al equipo.

Desde fuera, la lucha se ve bonita. Torres, Llorente, Soldado, Villa... ¿Y desde dentro?

Si no hubiese competencia no sería bonito, me llamarían porque no habría otro. Si lo hacen ahora es porque estoy bien y puedo aportar cosas que otros no dan.

¿Cómo ha visto la salud de la Selección en su última convocatoria después de los problemas que hubo en los últimos diez clásicos?

Buena. El seleccionador habló con el grupo en su momento, dijo que no hablaría más del tema y ahí se quedó. Se ha visto el cambio. Los clásicos se llevan de otra manera desde hace un tiempo porque, al final, es un partido de fútbol.

¿En algún momento ha pensado que se equivocó firmando por el Sevilla? Parece que no termina de explotar este nuevo ciclo.

Llevo tres años aquí y he ganado la Copa, he jugado siempre en Europa y llegué a la Selección desde aquí y Almería. Los mejores años de mi vida los he pasado fuera del Real Madrid. No voy a abandonar el barco y menos este proyecto en el que creo.

¿La Champions es posible?

Matemáticamente, sí. Mientras queden puntos vamos a luchar.

Dos nombres propios: Campaña y Javi Varas. El segundo es su amigo y debe pasar un mal momento por la titularidad de Palop. En el primera, usted como ex canterano y capitán, debe tener una buena recomendación...

Soy de los que más habla con Jose Campaña. Yo he sido más joven, he estado soltero y debe ser inteligente, saber cómo y cuándo debe hacer las cosas. Hay que meterle caña para que dé más. Para Javi esto es duro pero es un profesional enorme. Trabaja y no pide explicaciones. Y es una gran persona.

Su relación con Del Nido es especial. El presidente ha pasado momentos delicados. ¿Cómo le ve ahora?

Del Nido siempre ha confiado en mí y yo confío en él. Le conozco como persona y como presidente y es un diez en todo. Le diría a aquellos que no le conocen que tuvieran el interés de hacerlo.