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Internacional | Brasil

Ricardo Teixeira, el dueño del fútbol brasileño

El presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, acusado de irregularidades y amaño de partidos, renunció hoy a su cargo y también a la jefatura del Comité Organizador del Mundial.

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Ricardo Teixeira, mandamás de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) inamovible durante 23 años a pesar de las constantes acusaciones de irregularidades, renunció hoy al cargo, a dos años del Mundial que se celebrará en el país.

Teixeira, de 64 años, también dejó la presidencia del Comité Organizador Local (COL) del Mundial, según la carta que envió a la CBF y que leyó hoy José María Marín, uno de los vicepresidentes y quien le sucederá en la entidad que rige el fútbol brasileño.

El dirigente, que se había tomado una licencia médica de 60 días la semana pasada, señala en la carta que se va "con la sensación del deber cumplido" y que se dedicará a cuidar de su salud.

Sin bagaje previo en el fútbol, Teixeira fue elegido presidente de la CBF en 1989 de la mano de su entonces suegro y presidente de la FIFA, João Havelange, y después ganó otras cuatro elecciones, la última de ellas en 2007, después de un cambio de estatuto que le permitiría mantener el cargo hasta después del Mundial de 2014.

El pasado 29 de febrero, ante los rumores sobre una posible renuncia, la Asamblea General de la CBF lo ratificó por unanimidad.

Sus detractores lo acusan de dirigir la CBF como un feudo particular, de poner y quitar seleccionadores por criterios personales y de presionar con métodos cuestionables a la prensa, a los políticos y a los clubes para lograr sus objetivos personales.

De talante áspero y habituado a responder de forma ríspida a las preguntas incómodas, Teixeira arrinconó a los medios que airearon sus supuestas irregularidades que, no obstante, nunca se tradujeron en condenas judiciales ni le impidieron mantenerse en el poder.

En su gestión destaca la creación de la Copa de Brasil en 1989 y la modernización del formato de actual de la Liga, pero dejó pendiente una reforma profunda de los campeonatos regionales, para equiparar el calendario brasileño con el de Europa.

Logró que Brasil fuese elegido sede del Mundial de 2014 y sacó la CBF de la ruina para convertirla en una empresa lucrativa, mientras que los principales clubes del país siguen con millonarias deudas.

La faceta deportiva fue la más exitosa: bajo su gestión, la selección brasileña ganó dos mundiales (1994 y 2002), cinco ediciones de la Copa América (1989, 1997, 1999, 2004 y 2007) y tres de la Copa Confederaciones (1997, 2005 y 2009).

El Mundial de Estados Unidos''94 acabó con una sequía de 24 años que incomodaba a los aficionados brasileños y le sirvió a Teixeira para convertirse en un personaje intocable en la CBF, a pesar de la letanía de denuncias que le salpicaron desde entonces.

El mismo viaje de regreso de EE.UU. con la selección campeona se convirtió en un escándalo que acabó en los tribunales. La Fiscalía acusó a Teixeira de no declarar en la aduana la importación de 15 toneladas de equipamientos para un bar de su propiedad, pero el proceso acabó sobreseído.

En su momento más delicado en la CBF, Teixeira tuvo que defenderse en 2001 en dos comisiones parlamentarias de acusaciones de enriquecimiento ilícito, fuga de divisas, evasión fiscal y de firmar un contrato draconiano con Nike.

Los investigadores denunciaron entonces que la CBF había financiado las campañas de algunos senadores y diputados que tenían voto en las comisiones parlamentarias, que archivaron las causas.

Miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA desde 1994, Teixeira también ha enfrentado denuncias de irregularidades fuera de las fronteras brasileñas.

Su nombre figura en la lista de dirigentes de la FIFA que habría recibido sobornos millonarios de la firma ISL, que gestionaba la venta de los derechos audiovisuales de competiciones internacionales, según la BBC.

La Justicia suiza investigó el caso y lo zanjó sin condenas, aunque en estos últimos meses se revivió la cuestión por las nuevas denuncias vertidas en el documental, que llevaron al presidente de la FIFA, Joshep Blatter, a amenazar en hacer público el sumario.

Teixeira, que barajaba aspirar a la presidencia de la FIFA en 2015, reaccionó recientemente con amargura y, saliéndose de su habitual tono mesurado en la esfera pública, ha criticado a Blatter, aprovechando sus recientes y polémicas declaraciones sobre el racismo en el fútbol.

En el plano local, la prensa acusa actualmente a Teixeira de haber recibido pagos irregulares de la empresa responsable de la organización del amistoso entre Brasil y Portugal jugado en Brasilia a finales de 2010.