NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Liga de Campeones | CSKA - Real Madrid

El gran Madrid también quiere tomar Luzhniki

Equipo físico y trivote contra el CSKA y contra el frío de Moscú.

Actualizado a
<b>SIN NIEVE EN LA HIERBA SINTÉTICA. </b>Los operarios estuvieron quitando la nieve caída en Moscú durante los últimos días antes de la llegada del Madrid. Ayer, cuando el Madrid saltó a entrenarse, el césped artificial (fabricado en Tarragona) del Estadio Luzhniki estaba en perfectas condiciones para jugar.
jesús aguilera

Vista desde España, Rusia es un oso blanco de mejor o peor humor, generalmente malo. Vista desde nuestro país, Moscú es una capital de intrigas y el Kremlin un palacio que salió de la imaginación de un pastelero. Ese misterioso encanto de lo lejano y desconocido, ese frío mítico, pone emoción a un partido que no tendría tanta intriga si se disputara en la lluviosa Bruselas, pongamos por caso.

Cuentan que muchos de los invasores que fracasaron en sus conquistas de la Gran Rusia pusieron al frío como justificación de sus derrotas, lo que agrandó la leyenda del General Invierno. El Madrid no debería caer en eso. Los doce bajo cero amenazan más a los espectadores que a los futbolistas y tampoco la hierba artificial (de última generación y fabricada en Tarragona) debería resultar un factor determinante. No olvidemos, además, que el CSKA viene de hibernar en Marbella, Campoamor y La Manga, y no de cortar troncos en los bosques de Siberia. Por no mencionar el mestizaje de la plantilla, con el costamarfileño Doumbia como principal amenaza (24 goles en Liga, cinco en Champions).

Más que la imponente historia del CSKA (Club Central de Deportes del Ejército), la verdadera amenaza para el Madrid es la eliminatoria, el doble partido, los octavos de final. El riesgo de una mala tarde que añada otra medalla en la solapa del General Invierno.

Lejos quedan los tiempos en los que el CSKA podía fichar gratis jugadores de cualquier club soviético con un simple alistamiento. La condición imperial del Ejército Rojo sólo la conserva el equipo de baloncesto (TSKA por una mala traslación del cirílico), ganador de seis Copas de Europa (dos menos que el Madrid) y principal favorito para ganar la de este año, Kirilenko a los mandos.

En fútbol, el último título nacional fue conseguido en 2006 y el único título internacional un año antes, la UEFA de 2005. Prueba de que al equipo no le sobra el dinero (pese a la financiación de Ibrahimovic) es que Vagner Love se marchó al Flamengo en el mercado de invierno. Sin él, los jugadores más afamados son Akinfeev, Mark González y Honda, todos lesionados o renqueantes.

El Madrid se presenta a la cita con una hoja de servicios más brillante que la nieve que caía anoche sobre Moscú: ha ganado los seis partidos de la fase previa (19 goles a favor y dos en contra) y no pierde un partido en campo contrario desde el pasado 18 de septiembre, cuando cayó en el estadio del Levante. Recordar, ante semejante racha, que los rusos del CSKA no han perdido nunca contra un equipo español parece más una provocación que una estadística.

Cambios. La estricta actualidad deportiva nos hace suponer que el Madrid saldrá con el once más físico posible, con Coentrao en el lateral zurdo y con un trivote formado por Xabi, Khedira y Marcelo. Granero y Kaká, cuerpos más frágiles, se congelarán en el banquillo. La única duda es el compañero de Sergio Ramos en el centro de la defensa: Carvalho (oxidado) o Pepe (tocado). Lo de arriba (Özil, Cristiano y Benzema o Higuaín) debería ser bastante para derretir el hielo de Luzhniki ("prados", según traducción libre).

La proximidad del río Mosckova tampoco tendría que ser motivo de gran preocupación. En su orilla, en la batalla de Borodino, murieron 35.000 soldados de la Grande Armée, fabuloso ejército napoleónico donde no jugaba Cristiano ni repartía Xabi Alonso.