NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

El reportaje | La visión de la Copa de África desde dentro

Bodipo: "Los jugadores africanos son los futbolistas del futuro"

Rodolfo Bodipo acumula mucho fútbol en sus piernas y en su memoria. Pero nada supera el flechazo que sufrió hace nueve años cuando descubrió la Guinea Ecuatorial en la que nació su padre. El delantero se revela en Casa Juan como una persona comprometida y un tipo divertido.

Actualizado a
Bodipo: "Los jugadores africanos son los futbolistas del futuro"
reportaje gráfico: felipe sevillano

Cuando te topas con Rodolfo Bodipo (Dos Hermanas, 1977), hijo de sevillana y guineano llegado a España con 16 años, surge una duda: ¿guineano de Montequinto o sevillano de Malabo? El deportivista acaba de llegar de la Copa de África celebrada en la antigua colonia española, donde "el gobierno ha realizado un esfuerzo para ser foco mundial del fútbol. Guinea Ecuatorial es el único país hispanohablante de una África francófona y de influencia inglesa".

Obiang. Bodipo, columnista del AS en la CAF, pisó Guinea "por primera vez con 25 años. Mi padre llevaba 43 sin regresar y 25 sin ver a su madre. Sentí curiosidad por cumplir su sueño de volver. Fue el 8 de octubre de 2003. Nos acompañó Canal + y realizó un reportaje precioso". Hoy Rodolfo es una personalidad allí. "Cuando me lesioné a los cinco minutos del primer partido por una fascitis plantar, la gente se enteró de mi lesión y lloraban por mí. Agradecían mi presencia, incluso lesionado. Y eso tiene que ver con mi compromiso. Desde que fui en 2003 me he involucrado con la gente allí".

Bodipo ha invertido en un sistema de telecomunicaciones que, entre otras cosas, permite realizar ecografías en Guinea y que gracias a una unidad móvil son vistas simultáneamente en una clínica barcelonesa por especialistas, reduciendo riesgos y la tasa de mortalidad en el embarazo. "Me ayudan un socio barcelonés y otro sevillano". Además, Bodipo, junto a varios compañeros de selección, compró un parque infantil para un orfanato y ahora anda "en conversaciones con el gobierno para montar un campamento en España con 60 niños guineanos que practicarán fútbol, informática e inglés". Protagonista de campañas contra el paludismo, en breve grabará otra con UNICEF contra el VIH.

El ariete advierte del "crecimiento espectacular del país. Guinea tiene petróleo y gas. Está desarrollando el sector turístico en playas paradisiacas como Sipopo o Corisco. Y apuestan por el deporte, donde Nguema Obiang, el hijo del presidente, tiene mucho que ver. En los últimos tiempos el gobierno ha invertido en infraestructuras. Los estadios de la Copa de África eran espectaculares. Me molesta la ignorancia de la gente que sigue pensando que en África van aún en taparrabos". Además, la crisis ha convertido Guinea en tierra de oportunidades: "Se ha notado la llegada de cientos de empresarios. Ahora vamos en el avión 15 jugadores y el resto, empresarios blancos".

La Copa de África deja decenas de anécdotas, muchas protagonizadas por el peculiar ministro de deportes guineano. "Llegó con un montón de libros y DVDs. Le dijo al seleccionador, un brasileño: 'Este libro es por si utiliza el 4-4-2, el DVD es para defender los córners y aquí se explica como defiende Zambia'. Otro día le dice: 'Enciende el móvil porque desde arriba veo mejor el partido y puedo aconsejarte'. Impresionante", cuenta sonriente. Recuerda también la audiencia con el presidente, Obiang: "Habló de que había señales que invitaban a pensar en gestas, como la ausencia de Nigeria, Camerún, Egipto y Sudáfrica". Y Guinea realizó una gesta, al clasificarse para los cuartos de final: "No daban un duro por nosotros. Ganamos a Libia y luego a un Senegal de delantera potentísima, pero que abusaba del pelotazo. Clasificarnos mereció la pena sólo por ver la felicidad de la gente".

Costa de Marfil les apeó en un partido "en el que Drogba falló un penalti y Yayá Touré marcó un golazo de falta. Coincidimos siete días con ellos en el hotel. Eran los más profesionales. Drogba iba siempre con guardaespaldas, pero es accesible. Un buen tipo". El sevillano sostiene que "los jugadores africanos son los futbolistas del futuro. Se han visto selecciones interesantes como Zambia, juego más organizado por la influencia europea e intentos de tiqui-taca. Los porteros son gatos, pero todavía anárquicos. Y sobre el tema arbitral, el jugador africano no tiene costumbre de protestar".

Lopera, Piterman... Regresa pendiente de unas pruebas que dictaminarán si debe operarse. "Me queda otro año de contrato y si me opero llegaré justo al final de esta temporada. Para meter el gol del ascenso. Un balón suelto que me da a mí... No sería la primera vez que pasa". Afirma estar "encantado en el Deportivo. El vestuario es buenísimo y el entrenador, José Luis Oltra, un caballero, con la gente que juega y con la que no. Como entrenador, ahí están los resultados". El Kluivert de la Marismas, como le llamaban en su etapa en el Recreativo, siente predilección por Valerón: "Es un milagro que siga jugando con sus lesiones de ligamentos. Lo bueno del Flaco es que tiene el GPS en la cabeza. La calidad no se olvida. Yo me rompí el cruzado y me cuesta más porque el goleador depende más de la velocidad y la confianza".

El deportivista tiene una dilatada carrera en el fútbol en el que se ha encontrado con personajes de todo tipo y pelaje. "Comencé en el Dos Hermanas y con 10 años me fichó el Sevilla. Mis hermanos eran béticos y duré allí diez días. En la mili jugué un partido contra el Real Madrid y metí tres goles. Del Bosque me llamó, pero cuando fui pesaba diez kilos más. Así que el bueno de Vicente me dijo: 'Otra vez será'. Después jugué en el Bernabéu y me hizo ilusión que se acordase de aquello. Echamos unas risas. Me alegré por él cuando ganamos el Mundial". De cuna bético, no vistió la camiseta de las trece barras pese a que estuvo dos veces muy cerca. Cuando jugaba en el Racing y antes de llegar al Deportivo. Nos sentamos con Lopera y no hubo manera... Una pena, me hubiera gustado".

Rodolfo pasó del Dos Hermanas al Isla Cristina ("donde no cobrábamos, pero nos daban una mojama que quitaba el sentío"), y comenzó a despuntar en el Recreativo. De allí se fue a Santander, donde coincidió con Pedro Munitis, con quien comparte representante, Javier González: "El mayor profesional que he conocido en el fútbol. Pedro me enseñó a comer sano". De Santander se fue a Vitoria, al Alavés, donde luego aterrizó Piterman. "Despidió a Oliva tras ganar cuatro partidos seguidos porque no ponía a los que decía. En el Bernabéu sacó tres delanteros para que jugase Nené porque había ojeadores y a los 20 minutos perdíamos 3-0. En el Camp Nou salimos con cinco arriba y nos cayeron seis. Recuerdo una pretemporada en San Francisco en la que nos invitó a su casoplón en la bahía. La gente se animó con la sangría y Téllez cogió a Dimitri para hacer como que lo tiraba a la piscina. Él dijo: 'El móvil, Óscar'. Pero nos empujaron y al agua. Nos echó de su casa a los 25 y estuvimos una hora esperando al autobús". En el Elche, su penúltima escala, rozó el ascenso, pero los problemas económicos pasaron factura.

Bodipo vigila inquieto el teléfono consciente de que su visita a AS ha significado sacrificar el día de San Valentín junto a su pareja, a la que desde estas líneas pedimos disculpas como autores intelectuales del delito. Rodolfo quiere recuperarse para ayudar a sus compañeros y regresar a Guinea Ecuatorial para disfrutar de pequeñas cosas "como ver a los niños disfrutar zambulléndose en los charcos cuando llueve torrencialmente...". Rodolfo Bodipo, sin duda, un guineano de Montequinto.

"La cucaracha de Ronnie fue ante mi Alavés"

Bodipo se para frente a la foto de los galácticos. "¡Qué equipo! Yo tuve la suerte de jugar contra ellos. Mi ídolo desde pequeñito siempre fue Figo, aunque luego yo celebraba los goles en el Dos Hermanas con los brazos abiertos como Ronaldo. La celebración de la cucaracha la hizo en Vitoria ante nosotros. Raúl sigue sentando cátedra y de Zidane, ¡qué quieres que te diga!".