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Liga BBVA | Sevilla 0 - Espanyol 0

Del psicólogo al derbi

El Sevilla, preso de su ansiedad, no pasa del 0-0. Reyes inventó pero no encontró socios. Marcelino equivocó los cambios. Kanouté se borra del derbi

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<b>EL MEJOR DEL PARTIDO. </b>Reyes sacó a relucir varios pases de gol que ni Negredo ni Manu supieron materializar.
EL MEJOR DEL PARTIDO. Reyes sacó a relucir varios pases de gol que ni Negredo ni Manu supieron materializar.

El Sevilla ha pedido cita urgente en el psicólogo. Cerrará una de las peores vueltas que se le recuerdan en los últimos años (apenas suma 25 puntos) en el barrio de Heliópolis, donde se le espera con el hambre de los viejos y sanos derbis después de dos años del eterno rival en Segunda. El Sevilla toca la crisis con las manos después de su empate a cero contra el Espanyol. Lleva meses siendo frágil el Sevilla en casa, pero al menos había hecho gol en sus últimos veinte partidos. Ayer, ni eso. El Espanyol, a quien el compromiso estorbaba más que ilusionaba cansado como venía y centrado como está en esa oportunidad excelente en la Copa, se plantó en el campo y pensó como Unamuno: "Que inventen ellos".

Y Reyes inventó, pero sus compañeros se estrellaron víctimas de la ansiedad. Reyes jugó una excelente primera parte y dejó a Negredo y a Manu de cara a portería. Pero ni los delanteros ni Cáceres mano a mano acertaron contra Casilla. El Espanyol soportó como pudo la tormenta. Le invade el optimismo, supo sufrir y se sintió aliviado cuando Marcelino le rompió el ritmo a su equipo. Obligado políticamente a colocar a Kanouté, Rakitic y Perotti, equivocó los cambios y desconectó los cables que le hicieron funcionar bien en la primera parte. El Sevilla se diluyó y el Espanyol creció, pero se había dejado el aire esta semana en esa caldera de Cornellà y apenas llegó a Varas. El 0-0 resultó inevitable.

Como es inevitable reflexionar sobre ciertos aspectos del fútbol del Sevilla. No puede sino extrañar que sólo diez días después de ser presentado después de ocho años nómadas, el Sevilla se vertebre sobre Reyes. Su talento lo permite, pero la situación chirría. No es lógico que, medio año después de su llegada, el fútbol de Marcelino se vertebre en Reyes. Es cierto que no tenía ningún jugador con ese perfil y que el utrerano pesa, es distinto y debe ser aprovechado. Pero también es una evidencia de que o no se ha trabajado lo suficiente los automatismos o la plantilla tiene un déficit de calidad excesivo. No obstante, Reyes ha hecho saltar al Sevilla y más allá de los tres resultados negativos de la última semana (la victoria ante el Valencia fue estéril), el Sevilla pinta algo mejor porque ha encontrado un jugador que enhebra. Y eso se paga caro. Por eso resultaron incomprensibles las decisiones de Marcelino ayer. Manu-Reyes-Navas-Negredo fue un bonito cuadrado en la primera parte. Medel y Trochowski, además, estuvieron correctos y Cáceres hasta se asomó al gol. Pero a Marcelino le pesó el resultado más incluso que a la crítica o a la afición, algo sorprendente. Y cambió por cambiar, un error imperdonable. Perotti no está para jugar en la élite, Rakitic juega bastante más lento que Romaric a pesar de su indiscutible toque y Kanouté, el legendario Kanouté, entró ayer con los cables cruzados. Peleado con el mundo, se ganó la tarjeta tanto que pareció que se la había buscado. Como si no quisiese jugar el derbi. Parece descabellado pensarlo, pero los acontecimientos resultaron aplastantes.

El Espanyol observó las contradicciones del Sevilla como un convidado de piedra. Aplicado, jugó sin presión pero con mucha profesionalidad. Le dejó al Sevilla el peso del partido y cuando sospechó que el viento giraba a su favor, pensó en ir a buscarlo. Pochettino manejó mejor que su homólogo los cambios. Weiss, eléctrico y desequilibrante aunque algo barroco por momentos, le cambió el ritmo a los pericos. Álvaro se peleó con Spahic y Fazio y Verdú marcó los tiempos. Albín fue la guinda, pero el Espanyol le faltó frescura después de una semana agotadora que le dejó grandes réditos. Como el punto de ayer, que le deja en una posición excelente en la Liga. Ni desde Monjtuïc hubiese visto Pochettino un paisaje mejor que el que tiene el Espanyol. Todo lo contrario que el Sevilla, preocupantemente paralizado, en caída sostenida. Marcelino va a conocer esta semana cómo vive un derbi Sevilla. Pero antes tiene que terminar de conocer a su equipo.

pitada final al equipo y a marcelino

La afición del Sevilla despidió con pitos a los jugadores y a Marcelino, cuestionado por los cambios de la segunda parte. Después del incidente del miércoles pasado con Spahic, se esperaba con expectación el recibimiento al bosnio. Sin embargo la afición le trató con respeto. Eso sí, no se salvó de la pitada. general.