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Liga BBVA | espanyol 4 - Atlético 2

Un equipo baila a una banda

Un enorme Espanyol se puso 3-0 en 19'. Manzano podría caer hoy mismo. Verdú dio una exhibición. El Atlético fue un esperpento sin fútbol ni actitud.

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<b>DESESPERADO. </b>Diego, que no fue de los peores en el encuentro ante el Espanyol, muestra su desesperación sobre el césped del estadio de Cornellà-El Prat.
DESESPERADO. Diego, que no fue de los peores en el encuentro ante el Espanyol, muestra su desesperación sobre el césped del estadio de Cornellà-El Prat.

Por delante, el Espanyol. Magnífico, con el notable juego de casi siempre acompañado, al fin, de la puntería que tanto le había castigado hasta ayer. Chapeau a un equipo que sabía lo que quería y cómo conseguirlo, guiado por un Verdú inspiradísimo. Pero nada de eso justifica el ridículo del Atlético, que tres días después de desmerecer ese escudo al ser barrido por un Segunda B, reaccionó con el orgullo que viene siendo habitual en este equipo desde hace ya demasiados años: a los 19 minutos, perdía 3-0. Eso es salir concienciado de que has de expiar tus pecados y lo demás son tonterías. Caerá Manzano, puede que hoy mismo, y no faltarán motivos. Pero durante estos eternos años de fracasos encadenados, el Atleti ha visto mil entrenadores y sólo unos propietarios. La constante es evidente.

El partido comenzó justo mientras el Estudiantes daba una lección­ de cómo el teóricamente débil debe afrontar un derbi. Y en los ocho minutos que tardaron los colegiales en culminar su heroicidad, al Atleti le habían clavado dos. Y qué dos. Ambos goles de Verdú, cuya pegada es de museo. Pero, por supuesto, antes de que espanyolista se luciera, los rojiblancos realizaron sus clásicos números circenses.

En el 1-0 el error fue de Courtois, cosa extraña. El belga sacó mal de puerta y el balón acabó en los pies de Verdú, en una situación que cabría definir más como de inquietud que de peligro. De haber sido otro, claro. Él la pegó desde lejísimos, con un efecto imposible, un golazo. Y en el 8', otra vez Verdú agarró la pelota y la condujo plácidamente durante 20 metros, mientras Mario Suárez le perseguía sin hacer ni el amago de molestar y los centrales reculaban sin interés por tapar el disparo. Resultado: fiesta en Cornellá. El Espanyol llegaba al partido con cinco goles en seis partidos en casa y en un suspiro sumaba dos.

La reacción del Atleti fue propia de un hámster. Un día más, sus dos mediocentros fracasaron con estrépito, por lo que resulta sangrante que Gabi señalara sin pudor a Courtois nada más acabar el partido. Fue como escuchar a un pintor de brocha gorda criticar a Picasso. Sonrojante.

Así, antes de que Cristian tocara la pelota, el Espanyol marcó el tercero en una buena pared de Romaric con Sergio García. Y aunque el 3-1 de Falcao pudo dar cierta esperanza a los atléticos para la segunda parte, nada cambió. El Espanyol fue un rodillo y Sergio García marcó el 4-1 tras una sucesión de rechaces en los que cada defensa fue más torpe que el anterior.

Paseo perico.

El resto fue un baile, con Verdú marcando un ritmo delicioso. Courtois se redimió con una palomita a tiro de Thievy y sendos manos a mano victoriosos ante el delantero francés y Sergio García. El Atleti las veía venir, pese a que sus estrellas (Falcao, Diego, Arda y Adrián) eran los únicos que parecían dolidos por la paliza.

Pero es imposible luchar contra enemigos y amigos como Manzano, cuyo once fue raro (Godín y Silvio en lugar de Domínguez y Adrián) y sus cambios, dolorosos: Assunçao como revulsivo y Arda al banquillo nada más marcar el 4-2 aún con tiempo. Toma fe. Y, claro, si ni el entrenador cree en sí mismo, su fin es inevitable. Otro proyecto más al limbo. Y van...