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Liga BBVA | valencia

"Soy presente, estoy preparado para jugar"

Antonio Barragán pasa revista a la actualidad del Valencia y al pasado en el que fue protagonista en el Liverpool y en la Sub-19. El lateral repasa sus inicios en la cantera sevillista y sus sensaciones como ché.

Manu Gimeno
Actualizado a
"Soy presente, estoy preparado para jugar"
david gonzález

Entre el niño de seis añitos que salía todos los días de su colegio con el pantalón roto tras jugar partidos interminables de fútbol sala hasta llegar a convertirse en el lateral derecho ché han pasado muchos años. También, después de muchas patadas a un balón y de atravesar momentos muy duros como el que vivió con 19 años con su lesión en el cruzado y que cortó su meteórica progresión, Barragán se ha labrado un nombre y un futuro ya que tras dar bandazos por el Depor y el Valladolid ha aterrizado a sus 24 años en un grande como el Valencia, aunque antes perteneció al Liverpool de Benítez.

Parece que el pedigrí del futbolista llegue con los peinados raros, con la ropa fashion o con los pendientes, pero este gallego de nacimiento y con sangre andaluza en las venas, es campeón de la Supercopa de Europa y de la Copa de Inglaterra con los Reds y tiene un Europeo Sub-19 con la Selección. Pero ahora este sevillano quiere ampliar su currículum en el Valencia y lograr un título que llevaría una celebración especial para un gran amigo: "Pienso mucho en mi amigo Antonio Puerta porque estábamos unidos, fue una pérdida tan grande que aprovecharía cualquier celebración para brindarle un título, si tenemos la suerte de conseguir uno o hacer algo grande mi dedicatoria iría para él y para mi familia". La vida deportiva de Barragán comienza en la cantera del Sevilla en donde se hizo inseparable de Puerta, Sergio Ramos y Navas. Allí acudió a la llamada de Rafa Benítez para pertenecer a su Spanish Liverpool junto a Reina, Torres, Arbeloa, Xabi Alonso, Luis García, Núñez, Josemi e incluso Morientes o Riera; en el filial había gente como Pacheco, San José o Ayala, en total formó parte de esos 24 españoles que desde 2004 llegaron a la ciudad de los Beatles junto a técnicos como Ochotorena, Ayestarán, Paco de Miguel o Eduardo Maciá (todos ellos con pasado ché). "Salí muy joven de casa, me fui sin mi familia y yo que era casero y siempre iba con mis padres a todos los lados, pues fue una experiencia bonita pero complicada para un chico tan joven. El fútbol inglés que me ayudó a mejorar defensivamente que es lo que me faltaba y la verdad que estar en el Liverpool fue una delicia". Aunque el que realmente le marcó en su estancia en el campeón de Europa fue su técnico: "Rafa me cuidó, estuvo atento y era como un padre para mí en Inglaterra, lo que me faltaba me lo daba. Benítez me enseñó mucho recuerdo que siempre quería que las conversaciones entre los españoles fueran en inglés para que hubiera más unión. Llegué un año después de ser campeones de Europa y el ambiente era inmejorable".

Tras encontrar pocas oportunidades en el Liverpool, habló con Benítez y se marchó al Depor para tener más minutos y progresar como jugador. En La Coruña, Joaquín Caparrós le acogió con los brazos abiertos y tras 25 partidos como titular, se rompió el cruzado en su segundo año en Galicia; esto fue la losa más importante que ha tenido que soportar en su vida. Estuvo un año parado en el que encontró todo el apoyo necesario en casa, ya que su padre que es traumatólogo sabía el calvario por el que bebía pasar su hijo en delante. Una lesión que para Barragán es "una cura de humildad por la que tiene que atravesar un futbolista", ya que al lateral ché le cambió su vida el problema que tuvo en la rodilla. "Toda la experiencia que viví me ayudó para que ahora en el día a día siempre lo valore todo más. La lesión me ayudó a madurar mucho, a tomarme las cosas con calma, a sentirme más fuerte mentalmente y a ver el fútbol de otra manera. Todo aquello lo plasmo en mi presente". Una vez recuperado, se le cruzó por el camino el Valladolid y allí encontró esa agradable sensación de sentirse de nuevo futbolista y de poder recuperar la confianza en sí mismo, el gran secreto de Antonio Barragán. Su buen año en Pucela, hace que las visitas de Braulio Vázquez fueran constantes y el pasado mes de junio el andaluz fue a comer en Valencia por primera vez con el máximo responsable de la Secretaría Técnica ché y allí se sentaron las bases de su futuro traspaso a Mestalla. Tras dos meses de incertidumbre en los que Barragán supo poco del club ché, él se dedicó a trabajar con el Valladolid con la mente puesta en ascender esta temporada a Primera, pero un equipo Champions volvió a repicar en su puerta y Antonio no se lo pensó ni un segundo y cogió las maletas hacia Valencia.

Aquí se encontró con dos laterales derechos más, Bruno y Miguel, pero a Barragán le dio igual porque mientras estaba firmando con el Valencia, Miguel intentaba en Portugal rescindir su contrato para volver a su país natal. Pero ese 31 de agosto a las 00:00 horas al cierre del mercado ve que el luso no sale y se queda. "No sabía nada de Miguel, lo único que me importó es que tenía la posibilidad de jugar en el Valencia. Si había tres laterales derechos no era mi problema porque al firmar no pregunté si se marchaba alguien. Una semana antes de que se cerrara el plazo me avisaron de que a lo mejor se podía hacer lo del Valencia y ahí sí que estaba nervioso porque veía la posibilidad de jugar en un grande". Barragán eligió Valencia por delante de otros clubes que se mostraron interesados en hacerse con sus servicios como el Oporto, Sporting de Braga y el Atlético, y aquí se encontró con un Emery quien nada más llegar le mostró todo su apoyo: "Me dio la bienvenida, me dijo que si hacía bien las cosas tendría mi oportunidad, y así está siendo. Tengo que seguir trabajando duro, por eso me pagan en el Valencia, y aprovechar los partidos que me dé". Por el momento sólo le ha dado dos y siempre tras una lesión de Bruno que no terminó ante el Sevilla ni contra el Levante. "Cuando me tocó jugar esos partidos me lo tomé como si fuera mi último duelo con el Valencia. Trabajo cada día pensando en que voy a jugar el domingo y aunque luego no juegue no me desanimo. La lesión me ayudó a ser psicológicamente muy fuerte. Esas dos oportunidades que tuve lo hice bien y busco tener continuidad para dar lo mejor de mí". Tres meses después de su llegada lo que queda es que pese a que Ruiz y Barragán arribaron el mismo día al Valencia, parece que el asentamiento del catalán ha sido más rápido que el del andaluz, pero Emery vio que era oportuno esperar un poco para que conociera mejor el sistema defensivo del equipo, pero ahora mismo ya se ha terminado su aclimatación. "Soy y hablo de presente, me siento preparado y con confianza para aprovechar mis momentos, en Sevilla y el Levante lo hice bien".

Barragán continúa callado, sin levantar la voz y trabajando, pese a que sólo ha disfrutado de 121 minutos desde que comenzó la temporada. Es el segundo ché que menos ha jugado tras Dealbert, pero su estilo es el de hablar sobre el césped: "Durante este tiempo que no he jugado lo he llevado bien, con paciencia y con tranquilidad, tengo 24 años y he firmado un contrato de cuatro años. Sé que trabajando duro mi oportunidad llegará tarde o temprano, quiero tener la mente liberada para cuando tenga la oportunidad hay que aprovecharla". Y es que, su carácter le hace salir al Pizjuán o al Ciutat casi sin calentar y darlo todo. Barragán no se atreve a dar consejos a ningún compañero, pero su reflexión se podría aplicar a Parejo o a Ricardo Costa. "Cuando un futbolista no juega no llega a perder la personalidad, siempre hay que confiar en las posibilidades de uno. Tienes que venirte arriba y pelear. Siempre que me levantó por la mañana quiero dar un pasito más. Mi familia me enseñó que para conseguir las cosas no hay que quejarse, hay que hacerlo cada vez mejor para tener oportunidades, con el trabajo se le da la vuelta a todo. Sólo puedo decirle a mis compañeros, a los técnicos y a la afición que me voy a dejar la piel por este Valencia".

Al andaluz se le ve feliz porque no le han regalado nada en la vida. Su éxito lo comparte con su familia, ya que es la recompensa a todos esos años de sufrimiento bajo el calor sofocante de Sevilla. Barragán es un profesional de los pies a la cabeza porque siempre que habla de fútbol lo hace ligado a la palabra "trabajo". Sus padres le educaron para ser un deportista de élite sano y lo lograron porque ese delgaducho que crió con un balón en los pies, ahora recorre una banda que en su día lo hizo Angloma, uno de sus grandes ídolos.