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Liga Adelante | Valladolid

Diez años de cisne

Tal día como hoy, ante Las Palmas, Óscar debutó con el Valladolid

Antonio Álvarez
Actualizado a
<b>EL ESTRENO. </b>Óscar debutó el 7 de octubre de 2001 con el Valladolid en Zorrilla ante Las Palmas.

Como todo niño, Óscar González soñaba con ser futbolista. En sus ratos libres se iba con su padre a pegarle patadas al balón en Santa Marta (Salamanca), y cuando regresaba a casa contemplaba la figura de Marco van Basten, su ídolo, en busca de inspiración. "El fútbol es como una droga", confiesa. Han pasado diez años desde que debutó en Primera con el Valladolid, y aún sigue enganchado.

Corría el minuto 64 en Zorrilla en un Valladolid-Las Palmas, cuando Pepe Moré, entonces técnico pucelano, decidió cambiar al Turu Flores. "Me acuerdo perfectamente. Era un jugador de las categorías inferiores que siempre despuntaba. Jugaba muy bien en el juvenil", rememora. Y es que, Óscar apenas estuvo en el filial de Pepe Pérez García. Sólo dos partidos en Tercera, ya que su equipo era el División de Honor que dirigía Javier Yepes. "De mi debut recuerdo estar muy nervioso, ya desde el día anterior, cuando supe que iba convocado. Pero Moré me dijo antes de salir: 'Sal y juega tranquilo'. Y me tranquilicé", suspira aún ahora.

Con clase, calidad y trabajo llegó a Primera División en un equipo donde estaba Javier Torres Gómez: "Tenía mucha calidad. Era un jugador diferente, rompía las líneas y era muy efectivo de cara a gol". "A pesar de no ser delantero, se mueve con facilidad por detrás del punta y tiene gol", coincide Moré. Elegante, con estilo y finura, Óscar intenta imitar a su ídolo, Van Basten, apodado El cisne de Utrecht.

En la última década, el salmantino ha sido uno de los canteranos con más éxitos. Ganó una Supercopa de España con el Zaragoza y una Liga y una Copa con el Olympiakos. "La experiencia de Grecia fue muy buena", resalta, sobre todo porque allí vivió su mejor momento: "Debutar en Champions. Se me puso la piel de gallina cuando escuché el himno".

Como todos, Óscar ha saboreado momentos malos, el peor "el descenso a Segunda", con grandes tardes: "Recuerdo un partido en Málaga. Marqué dos goles", uno de ellos, un golazo, con ciertas pinceladas del que marcó Van Basten en la final de la Eurocopa de 1988 en Múnich.

El Tortas. "Eso sí, era muy despistado", se chiva un excompañero. "Es cierto, una vez, ante el Athletic íbamos ganando 2-1 y yo pensaba que estábamos empate e iba al ataque", confirma. Por eso, en el vestuario se le conocía como 'El Tortas'. "Lo convoqué convencido de sus cualidades", afirma Moré, y no se ha equivocado porque han pasado diez años desde que pisó Zorrilla por primera vez y el cisne salmantino sigue volando de blanquivioleta.

Baraja, otro canterano que lleva una década al máximo nivel

En el vestuario del Valladolid hay otro jugador que debutó también hace una década. Es más, se sienta junto a Óscar. El capitán, Javier Baraja se estrenó el 26 de agosto de 2001 en La Coruña. "Fue un día bonito, aunque no el partido soñado", comenta Baraja, ya que el Valladolid perdió 4-0. Ambos han seguido caminos distintos para volver a encontrarse. Uno permaneció en casa para ser ahora el capitán y sumar 161 partidos oficiales; el otro probó fortuna fuera y la encontró, para regresar y acumular 114 encuentros con el Valladolid. "Nadie va a discutir su calidad. ¡Un lujo de jugador!", califica el capitán, amigo y vecino de taquilla del charro Óscar en el vestuario.