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Liga BBVA | Betis

Emaná se declaró ayer en rebeldía y puede irse hoy

No viajó a Inglaterra aunque su traspaso al Al Hilal está casi hecho

Actualizado a
<b>NEGOCIACIONES. </b>Emaná y su representante abandonando las oficinas del estadio verdiblanco.
agencia

Las últimas horas de Achille Emaná como jugador del Betis serán un buen retrato de un jugador singular e histriónico que no ha pasado desapercibido ni un dìa en los tres años que ha estado en Heliópolis. Emaná anoche intentaba cerrar con sus agentes y el Betis su pase definitivo al Al Hilal saudí hasta junio de 2015 por el que el club árabe pagará unos 6 millones de dólares (4,4 millones de euros en tres plazos en un año y garantías bancarias). Pero durante el día ya fue noticia. A las doce de la mañana tomó la decisión unilateral de no viajar con el Betis a Inglaterra antes de que la operación estuviese cerrada. "Un acto de indisciplina", sentenció Rafael Gordillo en el aeropuerto poco antes de salir. "Si no hay justificación, será multado", anunció José Antonio Bosch, el administrador de las acciones de Lopera. Emaná decidió no subirse al avión después de acudir por la mañana a las oficinas de Heliópolis con su representante, José Pablo Varela, para reunirse con Vlada Stosic. Varela hizo lo posible por desbloquear la situación pero el Betis insistió en pedir más dinero por el traspaso, ya que la comisión que debía cobrar Eugenio Botas (unos 400.00 euros) dejaba en 3,8 millones el neto de la operación para el Betis.

Emaná se negó a subirse al autobús con el resto del equipo. Luego se especuló con la posibilidad de que fuese al aeropuerto por su cuenta, pero no lo hizo. Pepe Mel, sorprendido, lo dejó en manos del club pero ya había advertido el miércoles de que Emaná no podía continuar bajo esos parámetros en el Betis. Para el técnico verdiblanco, Emaná ya no existía.

Miguel Guillén, presidente del Betis, debe firmar desde Inglaterra o dar poderes para firmar la venta del delantero camerunés. Emaná podría marcharse hoy después de tres temporadas llenas de altibajos y con una extraña relación de amor-odio con la grada de Heliópolis, que sin embargo sí lo tenía como un futbolista especial. Un jugador de excesos que, sin embargo, siempre tuvo algo distinto.