NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Liga BBVA | Athletic

Orbaiz: "Mi mejor gol fue el que marqué en Riazor"

El capitán no se prodiga en la suerte del gol, lleva 13 en 311 partidos en el Athletic, pero algunos merecen ser recordados. El de Almería entra en la categoría de memorables y enseguida se ha comparado con uno que le hizo al Real Madrid, que no se olvida pese a que fue anulado, mientras que otro similar obtenido dos semanas antes se ha difuminado. Y resulta que este es su favorito.

Jose L. Artetxe
Actualizado a
Orbaiz: "Mi mejor gol fue el que marqué en Riazor"
reportaje gráfico: juan flor

El espectacular gol de Pablo Orbaiz a Diego Alves del Almería enseguida activó la memoria y trajo a colación otro que hizo frente al Real Madrid, el próximo rival del Athletic. También entonces Orbaiz chutó desde muy lejos y superó al portero por arriba, en este caso a Iker Casillas, si bien fue un gol que no quedó registrado porque el árbitro, Moreno Delgado, y el linier correspondiente juzgaron que el balón no había botó detrás de la línea tras haber golpeado en la base del larguero.

La televisión demostró fehacientemente el grave error de los jueces, minimizado a la postre porque el Athletic ganó ese día en el Bernabéu (0-2) gracias a los goles obtenidos por Asier Del Horno y Andoni Iraola. Pero este chutazo de Orbaiz que nadie ha olvidado, acaso por el contexto en que se produjo, esto es el escenario y el rival en cuestión, viene a ser un poco como el mal denominado 'gol de Pelé', que todo el mundo conoce y sin embargo jamás entró después de que el brasileño probase suerte desde medio campo frente a Checoslovaquia en el Mundial de 1970 celebrado en México.

La memoria.

Pelé firmó más de mil goles, eso dicen los libros de historia, y Orbaiz lleva 13 después de 311 partidos oficiales con el Athletic. El dato referido al rojiblanco constituye un argumento poderoso como para darse cuenta de hasta qué punto la memoria es selectiva también en el fútbol.

Orbaiz marca en el Estadio Juegos del Mediterráneo desde unos 40 metros y, de forma automática, nuestro subconsciente viaja en el tiempo al 19 de febrero de 2005, al mencionado encuentro con el Madrid. Sin embargo, sólo dos semanas y dos jornadas de Liga antes, el 6 de febrero, Orbaiz marcó un gol, que esta vez fue además validado, de similares características al del pasado domingo en Almería. Y de este otro gol que tuvo lugar en Riazor, casi nadie se acuerda, pero el implicado sí, cómo no.

"El que marqué en el Santiago Bernabéu no valió porque no subió al marcador, pero como ganamos el partido yo salí feliz del campo. El de Riazor, con Ernesto Valverde en el banquillo, ese fue el mejor". Reflexiona el capitán minutos antes de embarcar ayer en el avión que trajo a la expedición rojiblanca a Bilbao.

Es su criterio, dice que contra el Deportivo consiguió el mejor y quizás tenga razón dado que fue un chut con la izquierda y él es derecho. Dicho remate, efectuado en carrera, entró por una escuadra a una velocidad inusitada con el balón describiendo una trayectoria recta. Pero, para ser justos, lanzó desde una distancia inferior a la del pasado domingo, en unos diez o doce metros.

Añade Orbaiz que el resultado final fue de empate a uno y así es, Diego Tristán estableció la igualada cerca de la conclusión. No acierta en cambio cuando nombra a Aouate como la víctima de su remate de larga distancia, pues fue el uruguayo Munúa, hoy en las filas del Málaga.

Suerte.

Volviendo a lo más reciente, apunta: "No es habitual marcar así, hay un poco de suerte. Chuto y entra, lo normal hubiera sido que el balón se hubiese ido hacia el córner".

No obstante reconoce que le gusta probar, que es una acción con la que trata de sorprender a los porteros cuando tiene el balón controlado en el círculo central: "Es cierto que alguna vez intento esa jugada y esta vez he tenido fortuna, supongo que a base de intentarlo, acaba saliendo".

No pareció que el domingo Orbaiz tuviese demasiado tiempo para pensárselo, más bien se diría que decidió al límite, que probó por instinto en una tesitura forzada, sin ser suya la posesión y con varios rivales muy cerca, listos para la disputa. Como él subraya, salió bien y es lo que cuenta. Podía haberse ido al limbo, como la de Pelé, pero sirvió para certificar una victoria clave para el Athletic.