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Liga Adelante | Hércules

"Me siento orgulloso de ser de pueblo"

Kiko abrió ayer las puertas de su pueblo a AS. El canterano hizo de guía en Sanet y Negrals y se entrevistó con el alcalde. El extremo es un héroe y ha conseguido que el Hércules sea un poco más conocido en la Marina Alta. La visita concluyó en el taller de su padre, pero antes repartió saludos.

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<b>SUS ORÍGENES. </b>Kiko dio toques al balón en la pista de fútbol sala en la que empezó a despuntar de niño. Allí, pasó muchísimas horas.

Escondido en la Marina Alta se encuentra Sanet y Negrals. Un pequeño pueblo rodeado por mares de naranjos y donde se observa el Mediterráneo desde su parte más alta. Sus cerca de 750 habitantes viven con el corazón dividido. La cercanía que existe con Valencia hace que muchos le tengan especial cariño a la entidad de Mestalla, sin embargo, son cada vez más los que se sienten herculanos. Bueno, más bien, son seguidores de Kiko Femenía. El canterano blanquiazul recibió ayer a AS en su localidad natal. En Sanet y Negrals se aleja del fútbol cada vez que tiene un día libre. Allí, es el rey del pueblo. Desde que dio el salto al primer equipo del Hércules, esta población es cada vez más blanquiazul. Para comprobarlo, basta con dar un paseo por el pueblo para que sus habitantes le paren, le pregunten y Kiko se dé un pequeño baño de masas. Ayer todo eran felicitaciones tras marcar un gol el pasado sábado. "Kiko te vi por la tele y salías guapísimo. Estamos muy contentos por tu gol. Este año tenéis que ascender a Primera", le comenta una mujer de avanzada edad tras comprobar que Kiko es el de siempre. El chico cariñoso, tímido y "orgulloso de ser de Sanet y Negrals, mi pueblo", como él dice una y otra vez.

El extremo mostró su localidad a AS e hizo una parada en el Ayuntamiento. Pascual Riera, su alcalde, le espera para agradecer el papel de embajador que está haciendo Kiko por España. "Es un referente del pueblo. Desde que él juega en el Hércules, cada vez hay más seguidores del conjunto blanquiazul. Es un orgullo tener un jugador profesional en Segunda División", afirma el alcalde. La sencillez del canterano ha provocado que Kiko no sólo sea un chaval más del pueblo, sino un ejemplo a seguir para muchos. "Tiene la cabeza muy bien amueblada. Uno nunca debe olvidar quién es y de dónde ha salido", insiste el primer edil. Pascual Riera, que es alcalde desde el mismo año que nació Kiko (1991), se está planteando que el extremo pueda darle el nombre a una calle del pueblo. "No estamos muy sobrados de calles, pero es una buena idea para el futuro. Tampoco estaría mal que un año hiciese el pregón de las fiestas porque aquí somos una gran familia y todos nos conocemos. Hablaremos con la Comisión", bromea el alcalde.

Una vez visitado el Ayuntamiento, Kiko muestra orgulloso todos y cada uno de los rincones de su pueblo, especialmente aquellos que le vieron crecer y dar las primeras patadas a un balón. Su colegio y la pista de fútbol donde pasaba horas y horas apenas han cambiado. "Aquí empecé a jugar y mi padre siempre me echaba la bronca porque sólo quería jugar con la pelota", asegura Kiko mientras hace malabarismos con una balón en la pista en la que empezó a despuntar.

Familia. En la entrada del pueblo, se encuentra el taller de su padre. Francisco es desde hace unos meses un hombre feliz. Y eso que los inicios de Kiko no fueron sencillos. Los viajes a Alicante para que su hijo se entrenase con el Hércules aún no los ha olvidado. "Todo el esfuerzo ha merecido la pena", afirma Francisco, quien pronto encuentra la respuesta de su hijo: "Me gustaría recompensar de alguna forma el esfuerzo que han hecho mis padres por mí. Ojalá pudiese retirar a mi padre porque durante muchos años ha tenido que dejar su trabajo para que yo pudiese jugar al fútbol".

Ahora, la vida de Kiko es diferente, aunque esté en la gran ciudad. Casi sin darse cuenta, se ha convertido en una pieza clave para Esteban. Kiko ya es el ojito derecho del Rico Pérez y de su máximo accionista, Enrique Ortiz: "No me iría del Hércules por nada del mundo. Nadie me va a querer tanto como esta afición. Espero no defraudar".

Mientras recorre las calles de su pueblo, Kiko admite que aún vive "en una nube". "Esto es un sueño. No me esperaba que iba a jugar tanto. Tengo que estar agradecido a Esteban porque está sabiéndome llevar poco a poco", sentencia el extremo desde su lugar preferido.