"Creo que todo lo habéis visto y no tengo mucho más que decir. No es penalti para nada y Xavi lo sabe. Existe un leve contacto, pero ni lo desequilibro, ni lo tiro. No hago nada que influya para tirarlo. Al inicio de la jugada Xavi me toca y yo echo la mano hacia atrás para saber dónde está; no impido ningún movimiento", ha dicho.
Baena se ha mostrado sorprendido al comprobar que algunas personas opinan que hubo infracción clara en la jugada. "¿Hay gente que duda que no sea penalti? Yo no tengo ninguna duda de que no es penalti. Lo que diga Xavi y lo que diga Guardiola tiene más influencia que lo que pueda decir yo. Creo que las imágenes están allí y no es penalti. Yo con Xavi no hablé en ningún momento, él puede decir lo que quiera", ha reiterado.
El malagueño ha reconocido que le sorprendió "bastante" la decisión de Iturralde González y negó que reconociera a Xavi la existencia de la infracción. "Vi lo que dijo Guardiola y no daba crédito a lo que escuchaba. En ningún momento le dije a Xavi que fuese penalti. ¿Cómo voy a decir eso si no hice nada?", ha manifestado.
El andaluz, que entiende el enfado de la directiva del Espanyol, ha asegurado que volvería a defender "igual" la acción. "Es una jugada bastante rápida. Sigo a Xavi que entra de segunda línea, pero no hago nada. Lo he visto bastante veces y por más que lo veo no es penalti". El jugador ha explicado que en ese momento pensaba que Iturralde González había señalado falta a favor del Espanyol porque no le "entraba en la cabeza" que hubiese señalado la pena máxima y porque pensaba que había pitado falta "porque Xavi había simulado tirarse".
En este contexto, considera que la acción fue decisiva en el devenir final del partido. "Perdimos uno a cero y el gol lo meten en esa jugada. No sé cómo podría haber acabado el encuentro si el árbitro no lo pita. No quiero pensar que me lo pita a mí porque soy joven, sería muy triste". El centrocampista, que espera que el Comité de Competición le retire la segunda amarilla, ha subrayado que la próxima vez no se dirigirá al árbitro en caso de no estar de acuerdo. "Al entrar en el túnel del vestuario le digo que ya lo verá por la tele y me sacó la segunda amarilla".
"He aprendido que otra vez no le diré nada al árbitro. Me relajaré y cuando hayan pasado unos minutos y esté más frío, valoraré si le digo algo. Lo que me da más rabia es que todo el trabajo del equipo se tira por la borda por una acción en la que no estoy de acuerdo", ha finalizado.
