El Getafe hizo los deberes ante el Espanyol con una victoria (2-0) que posibilita a los madrileños seguir soñando con hacer gestas en su competición favorita y complica a los catalanes su pase a octavos de final.
Los hombres de Míchel saltaron al terreno de juego con una lección aprendida desde el final del último partido de Liga: la Copa del Rey no se tira a la basura. Lo avisó Míchel durante la semana. No importaba que en el horizonte se avistara un partido en el estadio Santiago Bernabéu. La prioridad, hasta el jueves, era el Espanyol.
Y así lo demostró el técnico madrileño, que alineó a nueve de los once jugadores que ganaron al Athletic en el último encuentro de Liga. Sólo Jordi Codina en el lugar de Óscar Ustari en la portería, y Juan Albín en vez de Fabio Celestini, resultaban extraños en la alineación.
Con casi todo su potencial al máximo, el Getafe saltó al terreno de juego con la intención de ser los dueños del balón, de poner el fútbol sobre el tapete y de intentar doblegar rápidamente al Espanyol, un rival al que la Copa parecía no interesar demasiado. Pero a veces las intenciones no son suficientes y la escuadra madrileña chocó una y otra vez con el muro construido por el Espanyol. Y en esas, el encuentro se convirtió en un auténtico tostón, con un equipo que quería y no podía y otro que no se dejabaquerer.
Por eso, en los primeros cuarenta y cinco minutos, el conjunto catalán no disparó ni un tiro a puerta. Mientras, el Getafe, sólo asustó con las incursiones de Pedro León y algún fogonazo de Juan Albín, que falló un mano a mano tras una pared con Roberto Soldado. Al final del primer periodo, Manu del Moral se ánimo a engordar las pobres estadísticas de tiros a portería. Aprovechó un resbalón de un rival para quedarse delante de Cristian Álvarez, pero tiró flojo y al muñeco con su pierna izquierda.
En la reanudación, Pochettino tuvo que poner las pilas a sus futbolistas, que, pese a no conseguir encontrar el balón, salieron con más empuje y fuerza física que en el primer acto. Fruto de esa tensión llegó la oportunidad más clara para los "periquitos", que casi sorprenden a Jordi Codina con una falta lanzada por Javi Márquez.
Entonces, cuando parecía que el Espanyol podía ofrecer otra cara, aparecieron los dos mejores jugadores del Getafe en el partido. Pedro León y Juan Albín conectaron para marcar el primero de la noche y animar el cotarro.
Con el marcador en contra, el equipo blanquiazul estiró sus líneas con el fin de sacar algo de petróleo del Coliseum Alfonso Pérez. Fue un error. El Getafe jugó al contragolpe, una suerte que domina a la perfección. Y así llegó el segundo, que se fabricó en tres pases. Pedro León, Roberto Soldado y Jaime Gavilán fueron los protagonistas. El último, de cabeza, remató a la red un centro del valenciano.
Fue extraño el gol madrileño, que en vez de servir para intentar concretar la eliminatoria con un tercero, guardó la ropa para evitar que su rival marcara un gol que les diera posibilidades para pasar a octavos. Míchel quitó del campo a Roberto Soldado y colocó a otro centrocampista como Adrián para atascar las salidas visitantes. Entonces, el Espanyol, curiosamente, tuvo su ocasión más clara con un remate al palo de Iván Alonso.
Quedaban quince minutos y los pupilos de Pochettino continuaron en su empeño de reducir distancias. Pero el Getafe, esta vez, no dio más concesiones y no hubo más oportunidades para su rival, que se marchó a Barcelona con la eliminatoria cuesta arriba.
