Ibrahimovic y Ferreiro

Liga BBVA | Málaga 0 - Barcelona 2

Ibrahimovic y Ferreiro

Ibrahimovic y Ferreiro

mariano pozo

El sueco, genial en el 0-1; en el 0-2 hubo falta de Touré.

Salió Ibrahomovic y este cuento se acabó. El talentoso futbolista sueco, un artista que hace barato el caro acto de pagar una entrada por ver 90 hora y media de fútbol, salió a los 28 minutos en lugar del renqueante Henry (se retiró lesionado). Y a las primeras de cambio resolvió con maestría un maravilloso pase de genio de Messi (decididamente se suelta cuando Maradona no le pide tonterías en la selección de Argentina). Los jugadores del Málaga reclamaron fuera de juego. No existió. Principio del fin para el sueño malaguista.

Hasta entonces, el Málaga tenía asfixiado al Barcelona. Su trabajo defensivo era notable. Los de Guardiola no se encontraban a gusto. Cada vez que los Xavi, Messi, Henry y compañía buscaban progresar se encontraban siempre un hombre vestido de albiazul que les trataba de hacer la vida imposible. Pero llegó el primer punto de inflexión. A los 18 minutos, Delgado Ferreiro le mostró una injusta tarjeta amarilla a Baha por una falta donde ni tocó a Messi. Y cerca del área. ¡Qué curioso! El franco-marroquí ya no fue el mismo. No presionó igual. Acabó amedrentado. ¡Fíjense lo que puede influir la decisión acertada (o no) de un colegiado.

Y el Barcelona empezó a encontrar algo de su fútbol. No llegaba a puerta, no creaba ocasiones, pero controlaba el balón. Y tenía paciencia. Mucha paciencia. El Málaga sólo tenía el ataque a Obinna, el único capaz de incordiar. Es muy bueno este jugador nigeriano (íntimo amigo de Ibrahimovic, con quien coincidió en el Inter). Pero estaba solo. Demasiado solo. Y el Barça en esa parte del campo tuvo a un fenomenal Puyol, el líder.

El la segunda mitad, la cosa estaba cantada ¡Era imposible que el Málaga, impotente arriba y demasiado amedrentado, fuera capaz de empatar! Y quien más quien menos contaba los minutos que faltaban para que cayera el segundo gol de la máquina culé. Y eso sucedió en el minuto 58. Dos minutos antes Gerard Piqué (que sigue recorriendo kilómetros en su carrera por convertirse en el mejor central del mundo si es que ya no lo es) había sustituido al ucraniano de nombre impronunciable Chygrynskiy, que también se retiró lesionado. Pues bien. Hubo una falta lateral que Xavi sacó con su característica maestría; el fogoso Touré empujó de manera descarada a Juanito, que se disponía a despejar el balón, y Piqué se aprovechó de esta antideportiva acción para hacer el 0-2. Este gol nunca debió subir al marcador. Es lo de siempre. En caso de duda, los árbitros barren para el Barcelona. Lo de siempre.

Y el colmo. A falta de dos minutos, Luque vio de manera excesiva una roja por una falta sobre Alves que como mucho era amarilla. ¡Que más daba! El Barça tenía los tres puntos. La vida.