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Liga BBVA | Real Madrid

De Alcochete al United

LA VIDA DE CRISTIANO (CAPÍTULO II). Llegó a la escuela de Alcochete del Sporting de Lisboa con trece años. En el verano de 2003, un partido amistoso con motivo de la inauguración del José Alvalade le sirvió para fichar por el Manchester United. Cambió el dorsal '28' por el '7'.

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<b>SU LLEGADA. </b>Ferguson, en la presentación de Cristiano y Kleberson.

La escuela de Alcochete representa mucho para el fútbol portugués. Allí habían crecido Luis Figo y Paulo Futre, y allí coincidirían Cristiano Ronaldo y Ricardo Quaresma. Casi de la mano, hasta el punto de que los dos serían traspasados a dos grandes como Manchester United y Barcelona. Trece años tenía el madridista cuando llegó al Sporting, que pagó por él 30.000 euros al Nacional de Madeira.

Y la adaptación no fue fácil, lejos de Madeira, de su familia y su gente. Incluso prometió ser un estudiante ejemplar si sus padres accedían a su regreso. Pero no, los técnicos del Sporting ganaron la batalla y Cristiano Ronaldo siguió en la escuela del fútbol para mejorar día a día. Cuentan que un día José Mourinho le vio con los juveniles y le definió como el hijo de Van Basten. Lo cierto es que entró en la historia del Sporting cuando jugó en una sola temporada con los Sub-16, Sub-17, Sub-18, Sub-20 y el primer equipo.

Antes había pasado dos años como recogepelotas, por cinco euros de sueldo por partido. La Primera División le esperaba, pero antes el técnico rumano Boloni le hizo debutar en un amistoso de pretemporada ante el Betis. Jugó veinte minutos, marcó un gol y poco después ya apareció en un partido de la UEFA ante el Partizán de Belgrado, en septiembre de 2002.

Estreno de crack.

Y ya nadie le frenó. Debutó en Liga diez días después ante el Sporting de Braga y su primer gran partido fue el siete de octubre de 2002 ante el Moreirense en el nuevo José Alvalade. Dos goles inolvidables, el primero con un jugadón individual desde el centro del campo y el segundo con un remate de cabeza, algo en lo que ha ido mejorando más aún en los últimos años. En aquella época los delanteros titulares eran Jardel y Niculae. Boloni les dijo que había un juvenil capaz de retirarles, y en cuanto le vieron entrenarse, todos le dieron la razón. Un par de detalles habían bastado para que Ronaldo se consagrase como jugador importante en el equipo en su primera temporada. Marcó otro gol más al Boavista, fue muchas veces titular y ganó el torneo de Toulon Sub 20 con una selección portuguesa en la que brillaba también Luis Boa Morte. Ya había sido tentado por el Liverpool, pero Gerard Houllier frenó el interés por estar demasiado inmaduro para el fútbol inglés. Y un par de años después Arsene Wenger reconoció que el Arsenal estuvo a punto de ficharle, y que incluso le regaló una camiseta del club con su nombre en la espalda. Hubo una oferta que el Sporting rechazó, y el Arsenal no insistió. A Wenger no le había convencido su nivel goleador en el torneo de Toulon, y eso enfrió el interés. En el Arsenal terminó Luis Boa Morte. Lo cierto es que nadie en ese momento podía imaginarse que irrumpiría Cristiano Ronaldo en la Premier League pocos días después.

Aquel verano el Sporting de Lisboa había pactado un amistoso contra el Manchester United para inaugurar el José Alvalade. El partido pasaría a la historia por aquel chico insolente que bailó a los ingleses. Jugó pegado a la banda izquierda, el mismo sitio en el que Pellegrini le puso en su primer buen partido en el Bernabéu ante Liga de Quito. Y brilló con luz propia, con regates, desbordes y arrancadas. Fue demasiado individualista, cierto, pero aquel día estaba justificado.

El fichaje.

"No entiendo cómo podía hacer tres fintas en una milésima de segundo sin caerse", dijo su técnico en Nacional de Madeira, Antonio Mendonza. Eso lo corroboraron los jugadores ingleses, hasta el punto de que Scholes en el descanso ya le pidió a Ferguson su fichaje. "Míster, nos está volviendo locos", cuentan que le dijo el pelirrojo al técnico. En el avión de vuelta se planeó la operación. Fue sencilla. Casi trece millones de libras (18 millones de euros) convirtieron a Cristiano Ronaldo en el primer jugador portugués en la historia del Manchester United. En realidad llegó como un desconocido a la Premier, con poca experiencia en Primera División en Portugal, pero muchas expectativas.

El futuro crack pidió el número '28' para mantener el mismo dorsal que llevaba en el Sporting de Lisboa, pero el club le dio el '7'. Un número mítico en el Manchester United, el de George Best, Robson, Cantona o Beckham, que justo se marchó de Old Trafford cuando llegó Cristiano. Un dorsal para los elegidos del club, que le añadía presión, pero también importancia. El debut oficial ante el Bolton en la primera jornada de la Premier estaba muy cerca...