El Valencia cerrará su estadía este sábado con un amistoso en Cardiff. La próxima semana le esperan el United y el Arsenal.

El Valencia empató un partido, pero ganó una idea. Se fue igualado en el marcador (aunque se hizo con el trofeo en la tanda de penaltis), por esos accidentes que tiene el fútbol, pero se marchó, seguro, mucho más satisfecho que su rival. Los de Emery fueron mejores, infinitamente, jugaron a lo que quisieron y lo hicieron bien, con imprecisiones lógicas de estas alturas, pero destilando ideas interesantes y una apuesta que promete diversión en Mestalla. Este equipo va a ser atrevido, ofensivo y dueño del balón, todo lo que el buen gusto exige y, con eso, se ganarán muchos encuentros. Se perderán otros, o se igualarán como el de ayer, porque tres minutos aciagos estropearon el marcador, pero en el balance final habrá muchas más cosas positivas que negativas. Ya lo verán. Cuando a los de ayer se sumen los internacionales y se ajusten las piezas atrás habrá licencia para soñar. Si no la hay ya.

Inédito hasta la fecha, el protagonismo fue ayer para Zigic, encargado de transformar en goles el mejor juego de los suyos. El serbio sigue estando en la parrilla de salida, pero sus goles meten peso en el plato de la balanza de su permanencia. Enchufado, Zigic es un delantero muy aprovechable y ayer lo demostró. No es el Guaje, pero sus goles valen lo mismo y ayer sirvieron para igualar los dos tantos del Werder Bremen en el primer acto.