Todo estaba previsto en el repleto Vicente Calderón para celebrar por todo lo alto la clasificación del Atlético de Madrid para la Liga de Campeones. La victoria y el empate servían para conseguir el ansiado objetivo tras una temporada llena de altibajos. La derrota dejaría el futuro europeo de los colchoneros en manos del Villarreal, que buscaba en el ONO Estadi agotar sus posibilidades de acceder a la máxima competición continental con el permiso del Mallorca y un favor inigualable del Almería. Las cinco victorias consecutivas del conjunto de Abel y la presencia del goleador Diego Forlán llenaban de optimismo a la parroquia rojiblanca. El peligro del rival se concentraba en dos hombres, Negredo y Crusat. Simao, Uche, Corona y Solari fueron las principales bajas de ambos conjuntos.

El encuentro comenzó con un susto para cada equipo. Soriano pudo marcar en propia puerta tras un disparo de Forlán que finalmente fue despejado a córner. Tan sólo un minuto después, un error de Leo Franco al intentar atajar un centro rival pudo significar el primero del conjunto andaluz, pero un atento Heitinga acabó con el peligro. El fallo del guardameta argentino llenó de nervios a sus compañeros, lo que le sirvió al conjunto de Hugo Sánchez para controlar el partido, pero con el transcurso de los minutos el dominio pasó a ser del equipo local, por lógica y por obligación. Las numerosas embestidas en ataque del conjunto colchonero obtuvieron su premio por medio de Agüero, él se lo cocinó y él se lo comió. A los veinte minutos de partido el Kun recogió el balón en banda derecha y, tras volver loco a base de quiebros a Pellerano, cruzó el balón con un potente disparo ante el que nada pudo hacer Diego Alves.

Todo se ponía de cara para el Atlético que, tras un par de despistes en defensa que el Almería no supo aprovechar, consiguió el segundo de la noche y la sentencia del encuentro. Un saque de falta de Maxi Rodríguez desde la banda izquierda fue rematado con suma facilidad por Raúl García para que el navarro lograse su tercer tanto de la temporada y diese el empujón definitivo a su equipo hacia la próxima edición de la Champions. Mientras tanto, el conjunto almeriense, que comenzó bien, se fue desmoronando ante la superioridad de su rival, que no se conformaba con la ventaja conseguida y seguía enchufado con la portería de Diego Alves entre ceja y ceja. Numerosas y con bastante peligro fueron las ocasiones de los de Abel para marcharse al descanso con una ventaja aún más amplia.

La fiesta ya se había instalado en la grada, que agradeció la clasificación a algunos nombres propios como el del uruguayo Forlán y el propio técnico rojiblanco, Abel Resino. El Atletico jugaba a placer, había hecho los deberes en la primera mitad y tan sólo quedaba nadar y guardar la ropa tras el intermedio, incluso la fortuna, que no suele estar de su parte, esta vez sí se alió con él. El mano a mano de Negredo ante Leo Franco en el último suspiro del primer acto quedó en nada tras el resbalón del delantero madrileño.

Forlanazo y a la Champions

A los cuatro minutos de la reanudación apareció el mejor jugador del Atlético de Madrid esta temporada, el Pichichi de la Liga y el primer candidato a la Bota de Oro europea, Diego Forlán. El jugador uruguayo consiguió el tercero de su equipo con un impresionante zurdazo marca de la casa desde fuera del área que acabó colándose por el palo izquierdo de Diego Alves. El trigesimosegundo tanto del delantero colchonero le sirvió también para igualar el récord que poseía Pruden (temporada 40-41) de ser el jugador del Atleti con más jornadas consecutivas marcando con la camiseta del club del Manzanares. El charrúa ha marcado en los últimos ocho partidos ligueros disputados por su equipo, en los que ha conseguido once dianas, tres de ellas desde el punto de penalti. Sencillamente, impresionante.

Con el Almería totalmente noqueado, Maxi pudo lograr el cuarto en una jugada en la que pecó de egoista y disparó a puerta en vez de ceder la pelota a Forlán, libre de marca dentro del área. Diego Alves mandó a córner con dificultades el lanzamiento del argentino. De ahí al final, la tónica del encuentro fue la misma. El equipo local tuvo el dominio en todas las parcelas del terreno de juego, mientras que un desesperado Almería endureció en exceso su juego con faltas innecesarias y totalmente fuera de lugar. Los minutos fueron transcurriendo hasta el pitido final entre el jolgorio de la grada, en el encuentro número 1.000 del Atlético en el Calderón, y las ocasiones rojiblancas.

El Atlético de Madrid termina la temporada cumpliendo su objetivo de conseguir plaza en la próxima Liga de Campeones, aunque deberá superar la fase previa al finalizar cuarto en la clasificación. Un final que, a buen seguro, hubiesen firmado todos los seguidores rojiblancos allá por el mes de febrero, cuando era Javier Aguirre el que manejaba el timón del barco colchonero. El Almería, que no disparó a puerta durante los noventa minutos, se mostró más motivado de lo habitual en un equipo al que no le iba nada en el encuentro, quizá por el escenario. O no.