La Copa del Rey ya está en Barcelona. Después de una larga noche de fiesta y celebraciones privadas, los jugadores, técnicos y directivos aterrizaron en El Prat cerca de las dos de la tarde (con una hora de retraso por problemas meteorológicos), donde acudieron para recoger sus coches y se retiraron a sus domicilios para descansar. Antes de ello, los protagonistas de la goleada al Athletic Club quisieron retratarse en las instalaciones del Camp Nou, donde fueron vitoreados por un centenar de seguidores, que les acompañaron desde el recinto aeronáutico hasta las instalaciones del club. En principio, las autoridades habían advertido de la inutilidad de acudir al aeropuerto a recibir a los jugadores, puesto que el protocolo había diseñado la salida del autocar desde la misma pista donde aterrizaron.

Pero la gente hizo caso omiso a las recomendaciones y quiso estar cerca de sus ídolos; así, motorizados, fueron tras el bus haciendo sonar sus bocinas y aireando sus banderas para mostrar su alegría. Carles Puyol y José Manuel Pinto acercaron el trofeo a los ansiosos hinchas, que agradecieron poder tocar la Copa, once años después.