Lección magistral del Barcelona para cerrar la Liga

LIGA BBVA | REAL MADRID 2 - BARCELONA 6

Lección magistral del Barcelona para cerrar la Liga

Lección magistral del Barcelona para cerrar la Liga

CHEMA DÍAZ

Exhibición del Barcelona que arrolló en el Bernabéu a un Real Madrid que sólo pudo ofrecer resistencia en los primeros 20 minutos. Goleada histórica que no fue mayor gracias a Casillas, que tuvo una actuación espectacular. Y le metieron seis.

Un vendaval de fútbol pasó por el Santiago Bernabéu y ni un inhumano Casillas fue capaz frenarlo. El mejor portero del mundo tuvo una actuación espectacular, pero con eso sólo logró minimizar los daños. La goleada fue insultante y no fue mayor por las prodigiosas manos de Iker y porque el Barça se gustó en exceso en ocasiones. El Barcelona desplegó todo su juego, ese enorme repertorio de pases, de diagonales, de desmarques bien tirados, de paredes construidas a la perfección y dio un baile al Real Madrid. Otros lo llaman chorreo. Venció con una autoridad incontestable y cerró la Liga. Se acabaron las ilusiones blancas y ahora lo que queda es descontar los partidos que restan para que el Barcelona se proclame campeón de una Liga que se ha merecido. Dicen que antes de correr hay que aprender a caminar. Mientras este Barcelona va corriendo a su cita con la historia, el Madrid apenas está empezando a dar sus primeros pasos.

El Barcelona dirigido por un magistral Xavi, el gran crack en este conjunto de estrellas, puso al Madrid en su sitio, lo zarandeó sin contemplaciones, como si no fuera más que un juguete, y lo hizo con la misma elegancia con la que se ha manejado en todo el curso. La superioridad del equipo que entrena Pep Guardiola fue tan grande que a su rival sólo le queda reconocerla, aceptarla y ponerse a trabajar para intentar revertir la situación la próxima temporada. Este Madrid de Juande Ramos, el de las remontadas épicas, el de las históricas rachas victoriosas ha vuelto a fallar en una gran cita. No estuvo a la altura del desafío que suponía el Liverpool en la Liga de Campeones ni lo ha estado ahora cuando le ha tocado jugarse la Liga contra el Barcelona. Puestas las cartas boca arriba sólo se puede decir que este Barça no va de farol. Por momentos, el juego del Barcelona rozó tanto la perfección que parecía un equipo imposible de frenar. Sabemos que se le puede parar, porque hay conjuntos capaces de hacerlo. Lo hemos visto. Pero el Madrid no es uno de ellos.

El Madrid lo intentó como pudo, como sabe, en realidad. Puso interés, ganas, esa entrega que le distingue de los demás, esa fe inquebrantable en sus posibilidades y que le impide darse por vencido. Pero muy poco fútbol y una pésima defensa que facilitó mucho las cosas a los azulgrana. Tiene su mérito que con esos argumentos haya sido capaz de discutir el título a este Barcelona de juego exquisito. Sólo se explica por el carácter envidiable de este equipo. Pese a todo, el comienzo del Madrid fue interesante y llegó a desconcertar al Barcelona. Le presionó muy arriba, el balón no llegaba a Xavi e Iniesta y le obligó a jugar en largo más de lo que le gusta.

Apenas 20 minutos duró este espejismo. Robben, enchufadísimo y más generoso que de costumbre, aprovechaba el chollo que era Abidal para generar una ficticia ilusión en el madridismo. Por esa banda llegó el gol de Higuaín a los 14 minutos, después de un buen pase de Sergio Ramos. Fue la única aparición del argentino y de lo poco decente que hizo Ramos. Mal partido del lateral, incapaz de cerrar su zona, lo que generó un desequilibrio incapaz de superar para el Madrid. Sus ausencias las debió cubrir Lass, lo que originó un vacío en el centro del campo que no supo tapar Gago, superado por el partido. Ya a los 30 segundos de partido fabricó la primera ocasión del Barcelona, con un pase horizontal cerca de su área. Surgió por primera vez la figura de Casillas para detener el tiro de Xavi.

La iniciativa era del Madrid, pero pese a todo el Barcelona no perdió la paciencia, logró encajar todas las piezas y el equipo recuperó su imagen, porque el estilo no lo pierde nunca. Se acabó entonces el partido del Madrid y comenzó el del Barcelona, que movió el balón, lo escondió y obligó a sus rivales a correr tras él hasta el final del choque.

A los 18 minutos, Henry equilibró el resultado después de un magnífico pase de Messi, que rompió la línea defensiva con sutileza. El argentino se alejó de la banda y se movió toda la noche por el centro. Gran acierto táctico de Guardiola. Dos minutos después Xavi lanzó una falta y puso el balón en la cabeza de Puyol, que remató solo sin nadie vestido de blanco cerca. La máquina arrolladora del Barcelona ya no se volvió a parar hasta el final y el Madrid desapareció por completo, salvo algún chispazo aislado como una ocasión de Robben o esa otra en la que Valdés atrapó el balón a un metro de la línea después de rebotar en Alves.

Lo que hubo de ahí al final fue una exhibición del Barcelona a la que sólo respondió Casillas, con otra actuación descomunal. Hasta el descanso apareció hasta en seis ocasiones a tiros de Messi por tres veces, Etoo y Alves. Nada pudo hacer para evitar el tercero del Barcelona. Lass, el que nunca se equivoca, perdió un balón ante Xavi y Messi batió a Iker. Hasta el francés se equivocó esta vez. Error suyo y mérito del Barça, que continuó con su exhibición en el comienzo de la segunda parte. Messi perdonó el cuarto y Ramos respondió con un gol de cabeza. Una alucinación en medio de la lección magistral del Barcelona, que no se asustó y siguió a lo suyo. Y lo suyo no es más que jugar, muy bien, y marcar goles. Con el Madrid lanzado, jugándose la Liga a todo o nada, eufórico por el tanto de Ramos, apareció Xavi para inventarse un genial pase a Henry, que firmó el cuarto.

Se la jugó Juande, que retiró a Marcelo y a Sergio Ramos y recurrió a la munición de Huntelaar y a Van der Vaart. No le gustó al Bernabéu la sustitución del sevillano. Nada cambió y si lo hizo fue a peor para el Madrid, que recibió dos goles más. Uno de Messi y otro de Piqué, que no quiso faltar a la fiesta. Marcaron los dos centrales del Barcelona, así es este equipo.

El daño pudo ser aún mayor si Undiano Mallenco hubiera señalado un claro penalti de Lass a Iniesta, que se fue ovacionado cuando le reemplazó Bojan. El Bernabéu volvió a aplaudir al Barcelona.