El Atlético de Madrid toma aire ante un Deportivo inofensivo

LIGA BBVA | DEPORTIVO 1 - ATLÉTICO 2

El Atlético de Madrid toma aire ante un Deportivo inofensivo

El Atlético de Madrid toma aire ante un Deportivo inofensivo

AS

Los rojiblancos se bastan con dos genialidades de Agüero y Simao para traerse los tres puntos de A Coruña y seguir aspirando a un puesto de Champions League. El buen marcaje a Valerón lo acusó en exceso el Depor que soñó hasta el final gracias a un gol de Bodipo.

Riazor fue hoy testigo directo de un partido trascendental para el futuro del Deportivo y Atlético de Madrid. Gallegos y madrileños saltaron al césped con los mismos puntos (43) para intentar acabar con sus respectivas rachas negativas. El Deportivo de la Coruña, que a pesar de rodar a mayor velocidad de lo esperado, lleva más de un mes sin saber lo que es ganar. Aun así, los coruñeses firmarían hoy mismo un puesto UEFA, aspiración que ya nadie les va a quitar de la cabeza.

El Atlético, por su parte, parece despreciar a priori ese billete y mataría por estar en el bombo de Champions League al término de la presente campaña. Para ello, los de Abel debían lavar la imagen de los últimos encuentros ante Osasuna y Mallorca y regresar a la senda de aquellas tardes de principios de marzo cuando pasaron con la cabeza bien alta por la zona montañosa de la Liga ante Barcelona, Real Madrid y Villarreal.

Sin el espectáculo de esos encuentros, el Atleti consiguió un triunfo en forma de bombona de oxígeno para, por lo menos, calmar los ánimos y minimizar la distancia hacia la máxima competición europea (a tres puntos del Valencia), en un partido sin un gran despliegue táctico y donde la dupla Kun-Forlán bastó para desmantelar a un Depor que acusó en exceso el buen marcaje a Valerón. Un gol de Bodipo en el minuto 87 hizo soñar a Riazor y hasta Aranzubia se sumó al ataque para intentar arañar un punto.

Para buscar la reconciliación entre equipo y afición, era obligatorio que los cuatro atacantes rojiblancos volvieran a divertirse entre ellos y acabaran con la crisis de identidad que sufren todos ellos menos Forlán, el único que es capaz de aguantar la bandera del Atlético en las últimas jornadas. Al contrario que el Atlético, que basa su medio del campo en trabajo, el Depor se aferró a la calidad de Valerón, la velocidad de Guardado y la espontaneidad de Lafita.

Los 22 jugadores eran conscientes de la trascendencia de este encuentro y por ello, el ritmo de juego en los primeros minutos fue alto, en busca de un picotazo letal. Los locales se apoyaban siempre en el mexicano Guardado que se metía hacia el centro siempre que podía para volver loco a Pablo, que a los nueve minutos ya le habían tomado la matrícula por una patada al del estado de Jalisco. Mientras, los visitantes contestaban con menos desborde y descaro pero con más opciones en ataque. El primero en intentarlo fue Maxi a los 13 minutos pero su disparo salió por encima de la meta de Aranzubia. Cinco minutos después, Simao aprovechó un pase al hueco para probar fortuna, en lugar de buscar al Kun y Forlán que esperaban solos dentro del área, y el peligro se esfumó en el lateral de la red.

No hubo golpe inicial y con los jugadores calientes ya en el terreno de juego, los colchoneros se manejaban mejor sin esférico y sin dejar un centímetro a Valerón. El acoso al canario tenía un inconveniente, la incapacidad de crear juego en la medular colchonera. Tampoco era nada nuevo porque el Atlético se ha acostumbrado a vivir así y de vez en cuando la apuesta tiene resultados positivos. Sobre todo si Forlán y Kun funden sus intenciones. Y eso fue lo que sucedió en Riazor en el último minuto del primer tiempo cuando el uruguayo habilitó al argentino para que Agüero abriera el marcador, levantando el esférico a la salida del meta vasco. El argentino volvía a deleitar a la grada coruñesa con otro buen tanto, al igual que hiciera el año pasado ante Munúa.

Simao pone tierra de por medio y hace el gol 4.000 del Atlético

El bofetón de Agüero al filo del descanso dejó herido al Depor que comenzó el segundo acto con un juego dubitativo. Entonces, entraron en escena Forlán, Agüero, Simao y Maxi con una gran triangulación que el capitán finalizó con un zapatazo a la madera. Eran los peores momentos de los coruñeses y Lotina debía bajar piñones para aumentar el ritmo de sus jugadores porque el Atlético, sin pisar a fondo el acelerador, mostraba mayor ambición y asustaba más. El técnico vasco vio en Bodipo el revulsivo perfecto pero cuando el cambio estaba preparado, apareció Simao para marcarse una gran jugada personal, protegiendo el cuero, romper el partido y hacer el gol 4.000 del equipo rojiblanco.

El partido parecía roto y Abel no quiso arriesgar lo más mínimo sustituyendo al Kun Agüero a falta de quince minutos para el final y se arropó con la entrada de Banega. Por su parte, los blanquiazules apostaron por Pablo Álvarez, que entró por Lassad. Los recambios dieron otro aire a los gallegos y prueba de ello fueron las dos ocasiones de Pablo Álvarez, que acabó contagiando a su equipo con el tanto de Bodipo cuando faltaban tres minutos para el final. El miedo se apoderó de los colchoneros y en los últimos instantes del encuentro, hasta Aranzubia buscó el ansiado empate pero sin recompensa. Sin deleitar con su juego, el Atlético consigue tres puntos de oro y se niega a tirar la toalla por la Champions.