¿Cómo le dio por investigar la corrupción de los agentes de fútbol?

Me interesa. Ya trabajé en Brasil, donde hicimos una ley para evitar que los chicos se vayan a Europa sin la seguridad de que, además de fútbol, van a tener educación y un entorno aceptable. Un ejemplo.

Al contrario que...

Al contrario que África, una selva de donde sacan niños como si fueran animales. Inaceptable. Hay casos, como John Obi Mikel, que acaban en final feliz, pero la mayoría no son así. Mikel pasó por Suráfrica y Noruega, con trucos administrativos, para acabar en el Chelsea, pero es sólo una gota en el océano. La mayoría acaba en la indigencia.

¿Cuántos son esa mayoría?

Según estudios cuasioficiales, unos 20.000 niños africanos que llegaron a Europa con la promesa de ser futbolistas se arrastran ahora por las calles. Un drama que sería muy fácil de evitar.

¿De qué forma?

Con leyes sobre el asunto, que casi no las hay. Los gobiernos europeos miran para otro lado, cuando es facilísimo legislar sobre el asunto. Sólo en Francia, donde están intentando educar a los niños que recogen, unos 5.000, se ha planteado la cuestión.

¿Qué me dice de España?

En su país la situación no es tan preocupante como en otros lugares, pero está empeorando cada día. En España hay más agentes que en ningún lado y apenas está legislado el asunto. Si el Gobierno no prepara leyes, pronto las calles estarán llenas también de chicos de color. Este negocio mueve demasiado dinero.

Habla del 'poderoso' dinero. ¿No le da miedo ponerse del lado de los débiles?

A veces sí, para qué negarlo. Pero lo único que hago es reflejar lo que ocurre en la realidad. Si ello sirve para que la situación, mejore, me alegraré.

¿Y qué más tiene preparado sobre el asunto?

Ahora mismo trabajo en Noruega, en un bufete de abogados que lleva asuntos de futbolistas. Lo hacemos con la máxima ética. Me gustaría trabajar en España algún día.