Equipo en 30-40 metros, presión y una agresividad desconocida

Dicho y hecho. El mismo dibujo (4-4-2), pero distinta disposición táctica y anímica. Además de concentrarse lo más posible en los principios fundamentales futbolísticos expuestos por el nuevo entrenador, los atléticos mostraron ayer una predisposición y una agresividad inusual. Debió ser para Abel el debut soñado. Aún no le había dado tiempo a su equipo a ajustar sus líneas cuando ya ganaba el partido.

Su primer once se acomodó en el mismo sistema de Aguirre... con los esperados cambios en el posicionamiento de las líneas. Efectivamente, fue un bloque más compacto, con las líneas más juntas (35-45 metros) y la presión comenzó más allá de la línea divisoria. La defensa, en la que Pablo fue la novedad, 20-25 metros por delante de su área cuando atacaba el contrario y 35-40 cuando el equipo tenía el balón. Será sin duda donde más tenga que trabajar el técnico. A pesar de no recibir ningún gol tuvo desajustes. Abel no olvidará fácilmente las ocasiones fallidas por los locales y las paradas de Leo Franco en la última media hora, cuando el equipo perdió la concentración.

Los dos medios centros no jugaron escalonados, sino en la misma línea, repartiéndose el ancho del campo y con permiso para presionar muy arriba. El más activo en este sentido fue Paulo Assunçao que se olvidó de meterse entre los centrales, para salir a campo abierto. En las bandas, mientras Sinama miraba más al área rival, Antonio López estaba más atento a la basculación del equipo y a echar una mano a los dos medios centros. Además, Pernía le dobló más por fuera que Perea al francés.

Forlán resultó la pieza clave del entramado táctico. Jugó descaradamente por detrás de Agüero y desde la media punta llegó con mucha libertad al área rival. Al margen de los dos goles participó mucho del juego colectivo. Del argentino hay que destacar lo que trabajó defensivamente. Como nunca.