El derbi es el único punto en el que dos mundos completamente distanciados se tocan. Hace unos años, el Sevilla decidió viajar a las más prestigiosas universidades hasta convertirse en exitoso ejecutivo. El Betis se conformó con permanecer en el pueblo y tirar con un sueldo digno. Durante el año, viven realidades distintas. Pero el derbi los sienta en la misma mesa. Ahí se igualan. Los éxitos y fracasos se entierran durante horas. La vida se reduce a 90 minutos apasionantes.

El poder del Sevilla sobresale en cualquier mínima comparación. Reducida a los derbis, también sale bien parado: el Betis no gana en Nervión desde diciembre de 1996, no vence al Sevilla desde abril de 2006 y suma seis derbis sin hacer un solo gol. Demasiado. La teoría marca inferioridad bética y necesidad histórica.

En medio de este panorama irrumpe... Ricardo Oliveira, la esperanza verde. Oliveira recuerda momentos excitantes en Heliópolis. Su regreso ha producido un interesante efecto revitalizador. Los compañeros se sienten más seguros con él. Por ahí atacará el Betis. "Es una estrella futbolística", dijo Del Nido. Si el enemigo se expresa de esa forma...

A Jiménez sólo le falta Luis Fabiano. Los temidos por Chaparro Navas y Capel, acusados de piscineros, marcarán su ley. Queda saber quién acompañará a Kanouté: Acosta o Renato. Oliveira adornará un Betis con buena pinta: Sergio García, Emaná, Aurelio y Mark González. Hay material interesante en esa alineación. Chaparro se juega el cargo y Jiménez arrastra la obligación de acabar con los bostezos en Nervión. El derbi lo amplifica todo.

Plan de seguridad. 850 béticos irán a Nervión

La Policía ubicará a los 850 béticos en la grada alta y baja de Gol Sur. El encuentro ha sido declarado de alto riesgo. "Hemos avanzado mucho en materia de seguridad. Somos un referente a nivel nacional. El Betis ha colaborado mucho y estoy convencido de que las aficiones darán ejemplo", señaló el vicepresidente sevillista José Castro.