Definitivamente: lo del Espanyol pinta mal. No es capaz de ganar (la última vez que logró tal hazaña fue el 2 de noviembre) y le falla la suerte cuando más la necesita. Que el Recre peleó hasta el final y encontró su golpe afortunado, no seré yo quien se lo discuta. Ni le quite su mérito al decano, que jamás se rindió. Es más: por lo que vimos, el empate no es injusto. Igual sí lo es la vida para el españolista. Pero cuando las cosas se hacen mal...

Los sufridores hinchas de Huelva valorarán como pocos el terrorífico palo que supone que te empaten de penalti y en el último minuto el día que te juegas la vida. Y no porque el rival agarre un chutazo desde 90 metros, rompa el larguero y la pelota se cuele sino por un tremendo error entre Chica y Pareja que aprovechó Marcos Ruben para controlar, encarar a Kameni y obligarle a tirarle para evitar el empate que se cantaba.

Penalti y expulsión... y Pareja de portero: lo pidió él. Lo que es la vida: hacía apenas un minuto que De la Peña había vuelto al fútbol, entre ovaciones. Su presencia en el campo fue el tercer y último cambio de su equipo, no había lugar para más. Pareja se puso la camiseta de Kameni buscando lo imposible: parar el tiro de su paisano. Marcos no falló. Aseguró el tiro, por el centro, mientras el improvisado portero se fue a su derecha. Si se queda quito igual lo para. Milagros, en Lourdes y no siempre... Una racha de viento helado corrió entonces por Montjuïc. No, no hay manera de que el equipo gane. Mané se fue sin conseguirlo. Pochettino no se ha estrenado. Empates en Valladolid y el de ayer. Sumando de a uno no te salvas...

El caso es que el gol de Pareja, al que le pasó ayer de todo, puso a su equipo en la situación soñada. Como sus ocasiones fueron contadas y a ratos, llegar al minuto 90 con un gol de ventaja era una delicia, lo máximo a lo que podía aspirar. Mandaron los locales de salida, sin poner a Riesgo de los nervios, pero mandaron. Luego equilibró el Recre. Sisi, que ya la armó hace un par de años con el Valladolid, empezó a estirarse. Colunga tiene buena pinta. Barber barre y construye. Atrás, ni un despiste. Ambos equipos instalados en el 4-1-4-1, el 0-0 con que se llegó al descanso hubo que aceptarlo como bueno. Pintaba a que quien marcara, ganaba.

Y lo pareció.

A base de mucho ir y venir, el Espanyol se acercó más a Riesgo y llegó el gol. Se estiró el visitante, pero los minutos pasaron con un control local que pareció definitivo. Hasta que llegó el error en el despeje de Chica y Pareja, en la penúltima pelota del partido. El resto ya lo saben. Alegría andaluza y rechinar de dientes catalán en un final que fue eso: Recretecruel.