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Salvador Santos Campano

"Me enteré entre bombas del triunfo sobre el PSV"

El presidente de la Cámara de Comercio de Madrid fue durante 18 años vicepresidente primero del Atleti y mano derecha de Vicente Calderón. Antes vistió la rojiblanca en balonmano. En Bombay ha vivido un infierno.

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Lo primero, ¿cómo se encuentra?

Muy bien, ya ha pasado lo peor y en este momento tengo que centrarme exclusivamente en olvidarlo todo cuanto antes.

Sé que es duro, pero podría hacer un esfuerzo y describirnos lo que ha vivido

Sí, todo sucedió nada más llegar al hotel donde nos íbamos a alojar. Precisamente eso nos ha salvado la vida, el lugar en el que estábamos. Nos acercamos a la recepción y empezaron los disparos. Las balas silbaban y nos tiramos al suelo. El mostrador de la recepción era de mármol y nos parapetamos detrás de él. Nos protegimos allí hasta que nos indicaron que podíamos salir a la calle a través de las cocinas y así huimos. Otros no tuvieron tanta suerte. Había más gente en el hall y fue ametrallada inmisericordemente. La verdad es que nos temíamos lo peor.

¿Cómo se libraron ustedes?

Gracias al personal del hotel. Conseguimos llegar al malecón y allí aguantamos siete horas guarecidos en un rincón. Comenzaron las bombas y oíamos los gritos de la gente que recibía disparos. Nosotros estábamos más protegidos, pero estábamos entre la matanza y el mar. Después de tanto tiempo allí había que tomar una decisión, si no

¿Y qué hicieron?

Desde el malecón contactamos con el Rey y el Gobierno para buscar una salida. Ellos comenzaron a planificar nuestra salida y entonces decidimos que había que exponerse para salir de allí. Fijamos escapar por parejas hasta los coches. Yo lo hice en compañía de mi jefa de prensa, Covadonga Fernández, y de allí marchamos al consulado. Insisto, tengo que dar las gracias tanto al consulado como al Rey y a las autoridades por lo que han hecho.

Esas horas en el malecón se harían interminables...

Sí. Gracias a los móviles pudimos comunicarnos con nuestra gente. Algo que no olvidaré nunca es la llamada de Enrique (Cerezo). Con las balas silbando y las bombas ya estallando me informó de que habíamos ganado al PSV, eso me subió la moral. Enrique me llamó varias veces para animarme. Es un gran amigo, se lo agradezco mucho.

Seguro que le instó a verse de nuevo en el palco del Calderón...

Puff, pensabas de todo. Afortunadamente podré de nuevo disfrutar de mi Atlético. Esto te lo cambia todo. De ahora en adelante valoraré mucho más lo que tengo, el don de la vida, e incluso más al Atlético. Hoy volveré al Calderón. Voy a menudo al palco y así volveré a abrazar a Cerezo. Tengo que esforzarme por seguir con mi vida normal y olvidar toda esta pesadilla.

¿Reconoce entonces que ha tenido mucha suerte?

Toda la del mundo. Aquello no ha sido un atentado, ha sido toda una guerra. Esos fanáticos mataban indiscriminadamente, no hacían distinciones entre turistas y ciudadanos locales. Los disparos se cruzaban en las estaciones de tren y allí es imposible que pudieran distinguir a quién mataban. Era una maniobra cuidadosamente urdida porque se atacaron a 11 edificios diferentes.