Agüero y Forlán serán titulares. La razón nos dice que no debería ser noticia, pero la realidad nos contradice: el Atleti lleva 18 partidos oficiales este año y sólo en cinco sus dos estrellas formaron juntas de inicio (cuatro victorias y una derrota). Las lesiones quitan parte de culpa a Aguirre. Sólo una parte y pequeña. El incendio lo han provocado sus decisiones miedosas de sentar a Kun en El Madrigal y Anfield y al uruguayo en Pamplona. El club y la grada no le van a pasar otra. Conclusión: hoy juegan los dos.

Normal, porque al Atleti, sólo le vale ganar al Depor, que le precede en la clasificación y atraviesa un espléndido momento. Tras muchas probaturas, Lotina ha dado con la tecla y, salvo la ausencia obligada de Zé Castro, repetirá equipo por tercera jornada consecutiva.

Su fuerza está en las bandas, donde Lafita y Guardado se encuentran en la gloria con el nuevo estilo de contragolpe que ha adoptado el Depor. Todo el ataque gira en torno a ellos: Sergio y Juan Rodríguez les cubren las espaldas, Verdú les busca insistentemente y con criterio y la movilidad de Riki les abre espacios para irse hacia el centro y pisar el área a menudo. El sistema les ayuda, sí, pero decide su calidad.

Peligro.

Pero ceder la posesión al Atlético puede ser meter la mano en la jaula del león. No porque los rojiblancos sean un prodigio de toque y creatividad ni nada parecido, sino porque cuanto más tiempo ronde la pelota los dominios de Simao, Forlán y Agüero, más probable es que se inventen algo mortal. Y si eso sucede, tal vez Aguirre comprenda que dejarles en el banquillo es ponerte del lado del rival. En eso, el Depor no ha tenido la suerte de otros.