Posiblemente el aburrimiento haga que los aficionados se agarren a cualquier rama para encumbrarse a la copa del árbol. En ciertos momentos tratan de hacerlo con algún tema que les llene la boca y del que se crean tan expertos que están convencidos de que no les faltarán argumentos. Para los culés, la pasada temporada esa fijación se llamaba Ronaldinho Gaúcho y sus locas noches en Barcelona; para los madridistas, el eterno debate siempre será el de Raúl sí, Raúl no. Cada equipo tiene el suyo, y en el mundo perico la controversia la genera el capitán: Raúl Tamudo.
Dos penaltis marrados de tres ejecutados han reabierto una vieja herida. Muchos se han agarrado en problemas personales, leyendas urbanas e inventos que genera el aburrimiento, para comenzar a descalificar al que ya se puede considerar como el mejor canterano de la historia del club. Tamudo, acostumbrado a vivir con las críticas, ahora debe aprender a hacerlo con las broncas procedentes desde la grada. "Nunca se escondió y nunca lo hará", explica Francisco López Alfaro, ex compañero de Tamudo en la temporada 1996-97. "Es un futbolista excepcional, con su carácter y las ideas muy claras", prosigue el ahora entrenador, que regresó a Sevilla esperando a un equipo que lo contrate.
Paco Flores es el padre futbolístico del capitán. Tamudo colaboró directamente en que el técnico barcelonés pudiera darle forma al descosido que Pepe Carcelén y Vicente Miera habían formado en la campaña 1996-97. "Raúl ha escrito una página con letras de oro en la historia del club. Siempre quiso la responsabilidad que su posición en el terreno de juego y el brazalete de capitán conllevan. Debe seguir tirando los penaltis por una misma raz convertir los próximos será la mejor receta para que recupere la autoestima y la confianza necesaria para tal responsabilidad", explica el ex entrenador del equipo.
"Ya cuando comenzó demostraba habilidad; buen sentido y excelente golpeo. Y que nadie olvide que los falla el que los tira y que pocos hay con agallas para medirse al portero rival desde los once metros", apunta Francisco.
"Lo que no le puede fallar nunca es el apoyo del vestuario y de los aficionados. Raúl Tamudo es la personificación del españolismo actual; pocos lo viven y lo entienden como él", apunta Flores.
El amigo.
Pueden pasar los años y gente por el vestuario, que Ángel Morales siempre tendrá un hueco en el corazón más humano de Tamudo. Pese a estar a casi más de mil kilómetros, en Granada, el que fuera un medio comprometido con la causa blanquiazul se suma a la teoría de los dos entrenadores, animando al delantero a seguir con sus responsabilidades. "La estadística le puede estar jugando una mala pasada, pero no hay que darle importancia. Diego López (Villarreal) se lo cazó y ante Osasuna, Roberto se lanzó al otro lado. Faltó puntería, pero volverá a repetirlo con un acierto", explica Morales.
Jordi Lardín fue uno de los grandes expertos en esta faceta. Como los anteriores, el ahora agente afirma que "si tiene la confianza necesaria, debe seguir tirando. Falló dos, ¿y? Sólo erran los valientes", concluye el también ex capitán.
