Kingston upon Hull es la ciudad más aburrida del Reino Unido (ha ganado varios sondeos de opinión), pero dos meses del Hull en la Premier League le han servido para llenar la ciudad de banderas negras y amarillas y alcanzar cumbres nunca soñadas (en su debut en Primera en sus 104 años de historia es tercero empatado con el Chelsea y a tres puntos del Liverpool). Hull sigue siendo muy aburrida, pero vive un éxtasis futbolístico. Situada en el noreste de Inglaterra y con 255.982 habitantes, su deporte principal el rugby. Hace nueve años estuvo a punto de desaparecer, de acabar en la Conference (la Tercera) y perdió su residencia en Boothferry Park. Y hace 20 meses logró a préstamo a un delantero gordo de 37 años del Bradford mientras luchaba por evitar el descenso a la Segunda B inglesa. De la última categoría profesional a cuatro más arriba en cinco años.

El técnico Phil Brown ha exigido entrega, lucha y balón largo. Y rifando el balón se puede ganar, como ocurrió ante los Spurs que tuvieron las ocasiones y el balón, pero perdieron 0-1. Su estrella es Geovanni, el ex del Barcelona que despuntó en el Benfica y fracasó en el City. Pero la Premier es tan generosa que siempre da otra oportunidad. "Para jugar aquí necesitarás algo más que buen toque", advirtió al jugador Brown, quien admite llevar 11 puntos más de los previstos (suma 20).

El objetivo es no bajar. Se gastaron cinco millones de euros (el defensa Gardner les costó 3 y Boateng 1,3) y pretendían guardarse los 70 millones que reciben en tres años de la Premier para hacer una plantilla en Segunda de garantías.

Un coco lejos de Kingston Stadium

El Hull City es el visitante más peligroso de la Premier. De los cinco partidos jugados lejos del Kingston Comunications Stadium ha ganado cuatro (Newcastle 1-2, Arsenal 1-2, Tottenham 0-1 y WBA 0-3) y empatado uno (ante el Everton 2-2). Sólo perdió en casa ante el Wigan (0-5).