La Juventus se encuentra en el momento más delicado de los últimos años a dos semanas vista de la visita del Real Madrid en la Champions. El empate en la segunda jornada de esta competición frente al débil BATE Borisov (2-2) y la derrota el pasado fin de semana en el Olímpico de Turín ante el Palermo (1-2) ha colmado la paciencia de los dirigentes bianconeros.

A pesar de que Giovanni Cobolli Gigli, presidente de la Juventus, dijo públicamente el pasado lunes que "Ranieri no se toca", en la cúpula del club turinés están poniendo en duda la continuidad del técnico al frente del equipo y el choque ante el Madrid será vital para conocer el futuro del ex entrenador del Valencia.

Tal es la desconfianza en Ranieri que, desde el regreso de los internacionales de sus respectivos compromisos el próximo jueves 16, todos los entrenamientos y el trabajo diario del técnico va a ser vigilado por Alessio Secco, director de fútbol del club, apoyado por Blanc. El club ha decidido ponerle un 'espía' que elabore informes sobre el trabajo del entrenador para la directiva.

Reunión clave.

Esta medida no le ha sentado nada bien a Ranieri, pero el club ya le ha dejado claro que es innegociable. De hecho, la próxima semana tendrá lugar una reunión clave a la que asistirá una representación de la primera plantilla (con Del Piero a la cabeza), la dirección deportiva, el presidente y el cuerpo técnico. Ese gabinete de crisis será el precedente de una semana crucial para el futuro deportivo de la Juventus en esta temporada. Nápoles, Real Madrid y Torino serán los próximos rivales que frenen o acentúen una crisis que puede acabar con la etapa de Ranieri.