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Primera | Sexta jornada

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felipe sevillano

Pinchó el Madrid el día después de que Messi fuera más que el Kun y el Barça, muchísimo más que el Atlético. Valencia y Villarreal no aflojan el paso. También mantiene ritmo de ganador el Sevilla, al que le bastó la pegada para noquear al Athletic. Málaga y Sporting se rebelan a base de goles como campanadas.

El Villarreal quiso ser grande; el Betis no

El fútbol se envilece con eslóganes tan grandilocuentes como vacíos y pierde por el camino frases que le vienen entalladas. �Ser grande es una actitud�, puede leerse bajo el logotipo de una famosa compañía de seguros. Ser grande, en esto del balón, no es jugar media hora a lo Manchester en Villarreal. Ser grande es tener dos delanteros buenísimos (Nihat y Rossi) y, por si acaso, invertir en otros dos (Llorente y Altidore). Ser grande es necesitar media ocasión para voltear el marcador ante un rival que antes te avasalló sin pegada, porque juega con tu descarte (José Mari) en punta. Ser grande es la diferencia de actitud entre el equipo colíder y el colista de Primera.

Cuéllar es buen meta y mal publicista

Cuéllar, antes Pichu y después otra vez Cuéllar, es un buen portero y un pésimo publicista desde aquel día en que se le ocurrió cambiarse el apellido por un apodo digno de dibujos japoneses (luego rectificaría), desde que dejó que las cámaras de TV le retratasen con anteojos, lo que nos trajo a la sonrisa aquella canción de los inefables Chanclas: "Mi torero (portero, en este caso) tiene gafas". Ayer, Cuéllar fue Indiana Jones en la selva de Son Moix. Paró mil chutazos, cometió un penalti que desvió al palo, con su miope mirada, y acabó con la cabeza a lo Camacho tras estamparse contra Webó. Tanta aventura tuvo premio: el Sporting no recibió goles. Y por primera vez, ganó.

Raúl, por siempre

Raúl se resiste a reciclar su juego, y también sus celebraciones. Pensábamos que había cambiado su manera de festejar tras ver lo que hizo ante el Sporting, cuando se agarró al banderín de córner, olvidó señalarse el dorsal y no le gritó al Bernabéu, que es lo mismo que gritarle al Mundo: "Soy Raúl, el siete del Madrid". Aquel banderín era una rama en medio de la corriente de críticas. Pero anoche volvía a enseñar su orgullo. "Aún estoy aquí", pudimos entender mientras el delantero bajaba sus pulgares hacia el siete. Quizá otro día vuelva a olvidarse del dorsal. A Raúl le sobran exhibicionismos que no necesita, ni necesitará el día que no tenga más remedio que colgar las botas. No hacen falta reivindicaciones: sus gestas, inmortales, permanecerán en las hemerotecas y en la memoria para siempre.

Albelda y Fernandes: Unai, el resucitador

En Almería, Emery se licenció en sacar futbolistas del anonimato: Alves, Bruno, Mané, Negredo. En el Valencia se ha doctorado, recupera ahora la fe de jugadores que fueron y de otros que, por lo que valieron, deberían ser. Albelda tuvo un pie fuera de Mestalla y Fernandes costó 18 millones antes de ser cedido y hartarse de banquillo... Pero ayer formaban el mediocentro que triunfó en Pucela. Unai, el resucitador.

El personaje: Messi

Messi marcó, se tocó los incisivos superiores y todos nos acordamos de su amigo Ronaldinho, ese ídolo huido de Barcelona. El gesto era, más que un homenaje, una declaración de intenciones. "Quiero ser el nuevo Ronnie, el mejor jugador del Mundo", debió de pensar Leo antes de irse a dar el pésame del 6-1 a otro colega, Agüero. Visto tal repaso, resulta curioso que la previa del Barça-Atlético quedara reducida a la comparación entre los dos argentinos. Primero, porque Messi tiene aún bastante más recorrido mediático que el yerno de Maradona. Y después, porque a pesar del Diego, de Ronaldinho o de cualquier otro futbolista que haya sido considerado "el mejor" en su tiempo, éste será siempre un juego de once contra once. Queda claro que el Kun (todavía) no llega a Messi pero, sobre todo, que Iniesta, Xavi y Márquez se encuentran muy por encima de los Maxi, Luis García, Ufjalusi y compañía.

Del Bosque: viaje justificado

Del Bosque se fue a Getafe a ver a Casquero y Negredo y la RFEF le pagará seguro el taxi: gol del talaverano (casquerinha, esta vez, con toque de seda) y testarazo a la red del delantero, que ya lleva tres goles de cabeza.

Lafita, lamento zaragocista

Lafita no valía para el Zaragoza, pero su juego sacó del pozo al Depor mientras los aragoneses se iban a Segunda. El sábado, La Romareda lloró en Alicante y el domingo, por Lafita, que marcó el gol decisivo en Riazor.

Osasuna es de Cesarini

Osasuna es de Cesarini, para bien y para mal. Desperdicia 80 minutos y luego muere o vive en los otros 10. En Mallorca, Portillo empató en el 85'. El Valencia le ganó en el 80' y ayer le mató Valera, ese espontáneo, en el 91'.

Caparrós regresaba otra vez a Nervión, que no le olvida porque fue él quien puso los cimientos del Sevilla grande, manejado ahora por un amigo, Jiménez. Jokin se llevó cuatro y saludó a la grada. Cuánto le gustaría haber estado en el otro banquillo...

Eliseu significa Eliseo en portugués. Eliseo fue un profeta que plagó su vida de milagros muchos cientos de años antes de Cristo. Eliseu es el profeta que predica en Málaga la salvación. Ayer, dos goles. Tal vez, el nombre le ha marcado la vida.