Quién iba a pensar hace unos años que la norteña y sana rivalidad entre Soria y Pamplona -separadas únicamente por 174 kilómetros- iba a estar protagonizada algún día por dos futbolistas llegados desde la lejana Persia. El fútbol globalizado hace posible que un derbi de vecinos como este, que congregará a casi un millar de hinchas visitantes en las gradas, se focalice en dos jugadores nacidos a casi 5.000 kilómetros de distancia. Pero así es. Los iraníes Nekounam y Masoud se han hecho con los mandos en el centro del campo de Osasuna y son una de las mayores amenazas para el Numancia en el choque de hoy en Los Pajaritos. Esta tarde ambos volverán a ser titulares.

Motivo de intranquilidad a la vista del rendimiento de Nekounam y de las primeras pinceladas del recién aterrizado Masoud, aunque los sorianos apelan al esponjoso y acogedor hecho de jugar en casa para entrarle de cara al encuentro. Está claro que el cuadro de Kresic cimentará su salvación en el papel que desempeñe en su coqueto y manejable estadio, por lo que se puede esperar que sus prestaciones se dupliquen y hasta se tripliquen ante el aliento de su gente. El Barcelona puede dar fe de ello. El Villarreal, casi.

Estrategia.

Pero después de demostrar ante el Mallorca que le falta pinchar más profundo en ataque, el Numancia sacará a relucir las otras armas que le convierten en un conjunto peligroso, más aún como local. Especial atención habrá que poner a su acierto en acciones a balón parado, sin duda una estupenda ocasión en la que igualar las espadas de cualquiera que se bata en duelos importantes como este. También volverá a la punta de ataque Gorka Brit, incordioso punta que guardó reposo en Palma para sorpresa.

En los navarros cambiará de banda el lateral Azpilicueta, que refrendará su condición de comodín variando a la izquierda en lugar del lesionado Monreal. También entrarán Vadocz y Dady. Todos ellos bailarán al ritmo de los iraníes Nekounam y Masoud. Brillante, pero nada que ver con las jotas de la tierra.