Cristiano Ronaldo puso en jaque a Ferguson con su estancia en Lisboa. Pero ni eso ni los esfuerzos del Madrid han servido. Ha vuelto al trabajo, a la lluvia perenne que inunda Manchester incluso en agosto, donde el termómetro no pasa de los 15 grados. Ayer recibió la visita de AS en su propia casa de Arderley Edge. Allí, llegó a confesar: "El año que viene hablaremos del Madrid".
A las 13:40 horas el Bentley de Cristiano asomó por la sinuosa calle empedrada de una de las zonas más caras de los alrededores de Manchester. El coche pasó a toda velocidad, como en días anteriores, sin atender a nuestras señales. ¿El motivo? Dos paparazzi le seguían en sendos coches desde Carrington.
A voces, desde el otro lado de la verja que da acceso a la vivienda, pudimos identificarnos. "Espera un momento, ahora salgo". A los dos minutos, uno de sus hombres de confianza entreabrió la cancela: "Cristiano está encantado de hablar contigo, pero no quiere nada de fotos. Le están siguiendo a todas horas".
El flamante trofeo de mejor futbolista de la temporada 2007-08 llama la atención nada más entrar a la casa. Nos quedamos en el recibidor. Un amigo, el fisio Antonio Gaspar y el cuñado del jugador permanecen de pie junto a nosotros. Los sonidos de los cacharros llegan desde la cocina, que desprende un olor fabuloso a pescado al horno. Le preguntamos si realmente estuvo tan cerca de fichar por el Madrid. En un acto de responsabilidad se niega a hablar de lo que "ahora no puede ser". Queremos seguir colocando piezas. ¿Qué hay de Ferguson y la reunión del viernes? Cristiano confiesa que ha mantenido contactos frecuentes con él durante todo el verano.
Abrimos una bolsa de la que vamos sacando hasta diez portadas de las muchas que ha generado. Las mira una a una. Identifica cada momento y en su gesto se dibuja una cierta resignación.
Renovación.
Le preguntamos si aceptará la renovación que le propondrá el United. De su boca no sale nada concreto, pero su actitud denota que no está por la labor. Sabe que los aficionados blancos le esperan con ansia y vuelve a repetir: "En un futuro".
Es el momento de irse. Le proponemos una instantánea. Se niega educadamente en un alarde de profesionalidad. La cosa ya está bastante caliente en el frío Manchester. El Madrid aún no ha perdido la esperanza. Entienden esta semana como decisiva, ya que es en la que el portugués debe volver a sentarse con el United y poner encima de la mesa la oferta que le ha hecho el Madrid y que el club inglés no puede igualar de ninguna manera.
