Tejada triunfa en Gijón con la receta de Lezama

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Tejada triunfa en Gijón con la receta de Lezama

Tejada triunfa en Gijón con la receta de Lezama

Iñaki Tejada, ex jugador del Athletic en sus categorías inferiores, logró hace siete días el ascenso a Primera como segundo técnico del Sporting. Lleva una década bajo la disciplina de Mareo. Antes de trabajar con Preciado, fue mano derecha de Marcelino.

A sus 43 años, Iñaki Tejada podrá debutar por fin en Primera la próxima temporada. No lo hará como protagonista principal, sobre la hierba, sino como actor secundario, en el banquillo. Tampoco será enrolado en las filas del Athletic, el equipo de su ciudad y su vida, sino en el Sporting, donde ejerce como segundo entrenador y mano derecha de Manolo Preciado. Para alguien que vive este deporte como él, sigue siendo "igual de especial".

Su trayectoria en el fútbol tiene miga. Con 13 años, pasó del Iturrigorri al Athletic. Coincidió con Patxi Ferreira, Joseba Agiriano (un extremo maravilloso malogrado por las lesiones), Ayúcar, Roberto Martínez o Rafa Alkorta, a quien llevaba a los entrenamientos en coche porque el joven Rafa, tres años más joven que él, "aún no tenía carné de conducir."

Ascendió por todas las categorías inferiores rojiblancas y llegó hasta el filial, pero no logró dar el salto a la Primera. Pese a no alcanzar la élite, Tejada se vanagloria de haber subido a la gabarra cuando el Athletic logró sus últimas ligas. Era aún un juvenil. Tras varias cesiones, y un periplo como centrocampista que le llevó por Sestao, Lemona, Marbella, Hospitalet, Gandía y Lugo, optó por no castigar más su maltrecho ligamento cruzado y colgar las botas.

Lezama, donde destacaba como futbolista por su poderío físico, le inculcó como superar las adversidades: "La filosofía del Athletic me enseñó que desde la inferioridad se puede ser competitivo". Asumido este lema, las lesiones no le impidieron dar más guerra en el mundo del balón, sólo que cambiando el cuero por la libreta. Se casó con una asturiana y en su tierra adoptiva obtuvo la licencia de entrenador.

Ya hace diez años que inició su andadura en el Sporting, donde rápidamente se convirtió en un "hombre de club". Ha conocido la cara menos amable del balompié: un proceso concursal que desembocó en una intervención judicial del club, coqueteos con el descenso a Segunda B, recortes presupuestarios que llevaron a tener "sólo 16 fichas del primer equipo" y, sobre todo, el desánimo de una ciudad acostumbrada a pensar en Primera.

Cuando el Sporting certificó la semana pasada su ascenso a la máxima categoría, Iñaki Tejada se vio desbordado por un cúmulo de emociones. "Han sido dos años intensísimos con Manolo (Preciado), estuve dos meses casi sin dormir... En realidad, el ascenso supuso una liberación". El entrenador admite que aún no ha tenido tiempo para celebraciones, pero advierte que cuando llegue a Bilbao y se junte con los suyos puede "perder los papeles".

Tejada tuvo la oportunidad de llegar a Primera como ayudante unos años antes, cuando era segundo de Marcelino, el técnico de moda tras sus éxitos en Huelva y Santander. No obstante, permaneció en la escuela de Mareo, "muy similar a Lezama, tanto en el plano ejecutivo como en el estético". Una de sus máximas es "mantener los pies en la tierra". Ya son varios los equipos con plantilla para todo que se han estrellado a mitad de trayecto. Zaragoza o Celta son dos ejemplos recientes. "Los espejos en los que se debe mirar el Sporting son clubes como Recre o Numancia. Confía en el modelo de cantera para sacar adelante a estos clubes que huyen de las cifras mareantes que pagan otros clubes. La experiencia le ha demostrado que fichar "medianías o grandezas" foráneas no garantiza el éxito. Pero admite que el modelo de cantera no es infalible: "El 6+5 que propone la FIFA puede ser beneficioso para los clubes con menos presupuesto, pero dependerá de cómo se gestione el modelo de cantera".

No cierra las puertas al Athletic, aunque está muy a gusto en Gijón. Así y todo, volver a San Mamés será "muy emotivo" para Tejada. Como suele ocurrir en estos casos, se olvidará de sus orígenes e irá a ganar en La Catedral. Si lo logra, se disculpará y deseará "lo mejor" al Athletic.