Cristiano ya no le coge el teléfono a Ferguson

Primera | Real Madrid

Cristiano ya no le coge el teléfono a Ferguson

Según 'News of the World' la relación "está casi rota"

El tira y afloja que mantiene Sir Alex Ferguson con Cristiano Ronaldo para evitar su deseo de ir al Madrid ha terminado por estallar hasta el punto de que el jugador ya ni contesta las llamadas de teléfono de su todavía entrenador.

Según desveló ayer el tabloide británico News of the World, que cita una fuente cercana al escocés, Ferguson está "enganchado sin parar al teléfono desde Francia, donde se encuentra de vacaciones, porque tiene que hablar como sea con Cristiano". Una misión que estaría siendo imposible hasta el momento: "Cristiano no le coge el teléfono. Ferguson le deja mensaje tras mensaje en el móvil pero el futbolista se niega a atenderle". La fuente incluso habla de que la relación Sir Alex-Cristiano "está en el punto de ruptura ahora mismo. El técnico está enfadado porque sus llamadas no están surtiendo efecto y el jugador está furioso porque los Glazer (los propietarios del Manchester United) y Ferguson hicieron público que estaban dispuestos a mandarle a la grada si decidía irse al Madrid".

Desencuentros.

Esa amenaza vio la luz el pasado día 1 con palabras altisonantes: "Al diablo con el Madrid, antes que vendérselo le envío a la grada". Y desde entonces Cristiano evita cualquier contacto con su técnico. La primera respuesta fue confesar públicamente al portal brasileño Terra lo que en Manchester no querían oír: "Sí, me gustaría jugar en el Madrid". La segunda fue igual de contundente: boicoteó el plan de Ferguson de viajar a Neuchatel para tener un cara a cara y convencerle de seguir en Old Trafford. "No es bien recibido aquí", comentó Cristiano a sus compañeros de selección. Una actitud que ha indignado a David Gill, director ejecutivo del Manchester, que pidió incluso explicaciones a Jorge Mendes, representante del futbolista.

Cristiano no afloja y la férrea postura del United, denunciando al Madrid y rehusando plasmar su prometida mejora de contrato, ha terminado por destruir los pocos puentes que quedaban entre Sir Alex y su pupilo luso.