¿Que balance global hace de la temporada del equipo?

Ha sido un año raro, pero si a principio de temporada te dicen que acabamos en Intertoto, lo firmamos todos. Hay que estar orgullosos.

¿Es de los que le pide a Lendoiro que mantenga el bloque?

Todo proyecto se merece continuidad y éste, se lo ha ganado en el campo. Lendoiro tiene un problemón de cara al año que viene. Debe mantener la plantilla y traer algún refuerzo. Si queremos pelear en las tres competiciones, el presidente tendrá que apretarse.

¿Está satisfecho del papel de los capitanes en la crisis de los porteros?

Nuestro único objetivo fue que Dudu y Munúa estuviesen con nosotros. Cada uno puede pensar que tenía la culpa uno, otro... pero los capitanes los queríamos en el equipo. El distanciamiento entre ellos será de por vida, pero han sido unos profesionales.

Y a nivel personal, ¿qué balance hace de la temporada?

Empecé bien, pero los resultados no ayudaron. Tuve un bajón en diciembre y el míster me dio la píldora del banquillo. Me volvió a dar otra oportunidad y me voy con buen sabor de boca porque en el último tercio de Liga disfruté del fútbol.

Y cinco goles...

Es mi récord. Cuatro fueron de penalti, pero hay que marcarlos

¿Lotina le dio la confianza que le negó Caparrós?

No sé si la confianza, pero sí la estabilidad. Con Caparrós, un día era el mejor y al otro, el peor. Lotina me ha hecho sentir importante. Con Caparrós era lo mismo que llevases un año, medio, o lo que fuese. Lotina, jugaras o no jugaras, te daba el rol que merecías.

Así de motivados estaban en el partido de Riazor ante el Athletic...

Sí, los más veteranos teníamos muchísimas ganas. A Caparrós no voy a discutirle el trabajo, por ahí no hay reproche. Él no trató a los veteranos a nivel personal como merecíamos. El respeto que te has ganado te lo tienen que dar siempre, ahí fallaba. Ese partido fue especial por eso, por demostrarle que realmente eras lo que él no te dejaba ser. Caparrós no estuvo a la altura en ese aspecto. Si has conseguido hacer algunas cosas, es por algo, y eso te lo tienen que respetar; no tiene nada que ver con jugar o no jugar.

Ya es usted el cuarto jugador con más partidos en la historia del club...

Es un orgullo. Llevo siete años aquí, dos tercios de mi carrera. Cuando firmé no creí que iba a jugar los ocho años, pero ya sólo queda uno. El Espanyol lo llevo en el corazón y es mi casa, pero el Depor es mi segunda casa.

¿Y su futuro?

Lo miro con optimismo. Creo que me quedan dos años de alto nivel. En el Depor me queda uno y luego... Siempre dije que me gustaría acabar mi carrera en el Espanyol, pero estoy muy vinculado al Depor, la ciudad, el míster... Todo será hablarlo.

¿Su contrato es una losa demasiado pesada para renovar?

Firmé hace ocho años, cuando el poderío económico de los clubes era más alto. Por suerte, llevo muchos años en esto y el problema para renovar no va a ser el dinero. Será más mis sensaciones, el proyecto, como vaya el equipo, qué quiere el entrenador de mí....

Pero con lo que gana usted...

Me considero muy coherente y sé hasta donde puedo llegar. Me gustan los posibles, no los imposibles. Sé cómo está el mercado y lo que ha cambiado. Tengo los pies en el suelo.