Xisco rebaja la euforia cántabra

Primera | Racing 1 - Deportivo 3

Xisco rebaja la euforia cántabra

Xisco rebaja la euforia cántabra

Marcó dos golazos, el primero en el 1'. Jorge López acortó distancias. El Racing se atascó y se aferra a la UEFA. El Depor, firme, a 7 puntos del descenso

Nadie lo esperaba. Ni en Cantabria aguardaban un frenazo a la ilusión de recorrer Europa que habían depositado en su Racing ni en A Coruña daban un duro por un zarpazo tan contundente de este Depor. Y lo entiendo. Las trayectorias de ambos nos habían hecho predecir un partido muy distinto al que se vio ayer en El Sardinero. Fue opuesto. Hablamos mucho, demasiado, de la muralla gallega como el único obstáculo para frenar las posibilidades cántabras de entrar en Champions, pero nos olvidamos que esto es fútbol y que calcular o pronosticar es una pérdida de tiempo. Pero muy habitual.

Para demostrarlo, Xisco se erigió en el protagonista de un encuentro vibrante que comenzó a fluctuar desde el primer minuto. El mallorquín se encargó de evidenciar que el conjunto de Lotina no sólo vive de la solidez defensiva que ha encontrado desde que alinea a tres centrales, sino también de su excelente contragolpe y mortal pegada. Así, con estas virtudes, los coruñeses tumbaron a los de Marcelino con justicia, miran el descenso como una mala pesadilla pretérita y dejan a su adversario a tres puntos de los puestos europeos de honor. Eso sí, con sus posibilidades intactas de colarse meritoriamente en la próxima UEFA.

Inicio eléctrico.

Al juego no le faltó entretenimiento ni picante ya que, en definitiva, ésta siempre la ponen los goles; que los hubo. El primero no se hizo esperar y llegó cuando la grada aún no había dejado de entonar la Fuente de Cacho. En ese momento, a Xisco le cayó un balón tras un absurdo y precipitado saque en largo de Toño, ese portero que tan pronto es el Dr. Jekyll como Mr. Hyde. El ariete controló en la corona del área, se revolvió con elegancia burlando a Oriol y conectó un zapatazo que se coló raso pero de manera violenta por el palo izquierdo del guardameta.

El mazazo fue una indigestión para la parroquia local que ya estaba algo incómoda con lo que sucedía simultáneamente en el Vicente Calderón. El Racing era incapaz de hincarle el diente al perfecto entramado defensivo de su rival. Y no lo logró sólo por sus defectos, que abundaron, sino también por las virtudes de la tropa de Lotina. A Marcelino no le debió agradar nada la infidelidad de los suyos al estilo que el equipo trae de serie y no le falta razón: éste no trasladó el balón con la velocidad y la paciencia que se requería, desplazó en largo cuando no correspondía, se olvidó de las diagonales y sus delanteros no fueron tan dinámicos como acostumbran. El Depor, por contra, leyó mejor el partido y supo aprovechar este desconcierto agrupándose en la medular y fijando a los extremos, Serrano y Jorge López, que eran la única vía a explotar.

En ese primer cuarto el balón no se familiarizó con ningún equipo. Se dejó ver por las dos áreas pero sin crear excesivas incomodidades a los porteros. Sólo Munitis y Lafita desde lejos y Tchité en un córner probaron suerte. Hasta que Coloccini hizo el segundo de volea. La sentencia. La jugada vino precedida de un cabezazo peinado por Pablo Amo, que aprovechó el miedo de Oriol en su salto y la bisoñez de la zaga por no salir del área.

El desenlace.

Todo pintaba mal para el Racing porque el cerrojo no se abría por falta de calidad. De los pocos a los que le sobra es a Jorge López y, por eso, él fue el encargado de ejecutar la falta que recortó distancias en el minuto 36. Sin embargo, instantes después Xisco culminó con el exterior una excelente y eléctrica contra conducida por Lafita, otro jugón. La defensa racinguista naufragó, por no decir el centro del campo, que ayer se había declarado en huelga.

Entonces, ya con el partido encarrilado, el Depor se manejó a su antojo hasta el final y sólo pasó apuros con un cabezazo de Smolarek que Filipe sacó bajo palos. Desde ahí ya sólo hubo piscinazos, corazón, falta de ideas, contraataques y, para finalizar, felicidad gallega y decepción verdiblanca. Uno por confirmar su gran mejoría y el otro por distanciarse de la Champions. Pero tranquilos. Aún hay más objetivos. Para gallegos y cántabros. Se llaman permanencia y UEFA. Y están a tiro de piedra.

El detalle. No se igualó el récord de Alba

El Racing tenía un doble objetivo ayer además de los tres puntos. Si ganaba sin recibir goles podía igualar el récord de victorias de la campaña 93-94 (entonces se lograron 15) y el de imbatibilidad. Éste aún lo atesora Pedro Alba, que fue capaz de mantener su portería a cero en la 84-85 en 17 ocasiones.