Según relata la web de la ''Gazzetta dello Sport'', el luso envió un total de cuatro mensajes durante una de las sesiones, algo que está totalmente prohibido por el técnico escocés, que no permite que los jugadores lleven sus móviles al campo de entrenamiento para no desconcentrarse.

El reglamento interno de los ''red devils'' indica que por cada acción de este tipo, el infractor será castigado con 2.000 libras (2.690 euros), que de todos modos no es una cantidad demasiado sensible para uno de los jugadores que más cobra en el mundo.