El miércoles, en el partido de vuelta de Copa del Rey contra el Mallorca, Sergio Ramos recibió un pisotón por parte de un jugador contrario que le 'destrozó' el pulgar del pie izquierdo. El central estuvo entre algodones en los tres entrenamientos posteriores antes del derbi.

Sentía molestias y en algún momento pensó que no podría jugar en el Vicente Calderón. Por eso, el domingo por la mañana, al ver que la inflamación no remitía, Ramos decidió infiltrarse para no sentir dolor y tener el dedo dormido durante el encuentro. Pese a todo, cuando se calzó su bota izquierda, seguía con muchas molestias y le era imposible correr con normalidad.

Buscaron una solución rápida y lo mejor era pedirle a Van Nistelrooy que le prestará su bota para el partido. Los dos usan la misma marca deportiva, con lo cual no había problema posible. Ramos calza un 43 y el holandés tiene un 44. Con la bota del delantero, Ramos estuvo mucho más cómodo, el dedo tenía más espacio y el dolor le desapareció por completo. Jugó durante los 90 minutos con el calzado de su compañero y cumplió con un gran partido, que era de lo que se trataba.

Al final del encuentro y con la satisfacción de los tres puntos conseguidos, a Ramos le volvieron los dolores en cuanto se pasó el efecto de la infiltración, pero eso ya era lo de menos. Los dos días de descanso que les ha dado Schuster le servirán para recuperar el dedo maltrecho. El domingo, ante el Villarreal, ya estará completamente recuperado.