A comienzos de esta temporada, tras el fichaje de Thierry Henry, el Barcelona se frotaba las manos por haber reunido a los Cuatro Fantásticos. El francés, junto a Ronaldinho, Etoo y Messi, llevaría el estilo Barça (posesión y circulación rápida de la pelota, ataque constante y fútbol atractivo) al summum de su expresión. Cinco meses después, el jugador más destacado por la prensa y la opinión pública es el defensa central Gabriel Milito.

El partido de vuelta de octavos de final de la Copa, ante el Sevilla (0-0), recibió ayer la bendición mayoritaria de los medios de comunicación afines al Barça. Lo que hasta hace poco habría sido calificado de fútbol especulador ahora se tilda de "práctico". "Es más importante la clasificación que el juego, vale más estar en cuartos de final que haber realizado un gran partido. Para un equipo como el Barça, la Copa sólo tiene valor si se gana, todo lo demás no cuenta", decía ayer el diario Sport. "Escarmentado por la tragedia de la pasada temporada, el Barça tomó el camino más corto para pasar ronda y jugó como tanto se le critica al Real Madrid", se leyó en Mundo Deportivo.

Un giro. La filosofía ha dejado paso al resultadismo. El público del Camp Nou acabó aplaudiendo a su equipo, que perdió tiempo en los minutos finales, para hacer bueno el 1-1 de la ida. Atrás quedaban 90 minutos en los que el Barça sólo disparó tres veces a portería, perdió 75 balones (por 64 recuperados) y cometió 13 faltas. El giro, este cambio radical en el estilo, es, sin embargo, bendecido por los sabios, como demuestra la columna anexa.