La crisis clasificatoria en la que se ha metido el Athletic tras sumar sólo dos de los últimos doce puntos o seis de 21, con una sola victoria (Mestalla), no hace perder la confianza a la junta directiva de Fernando García Macua. Ni en el técnico, ni en la plantilla. Según ha podido saber AS, el club rojiblanco descarta por ahora reforzar la plantilla en el mercado invernal. Si hace dos años se recurrió con acierto al fichaje de Aduriz y el año pasado se tentó a Iván Campo y al final sólo llegó Alba, no parece que en este mes haya movimientos en la plantilla a excepcuión del alta de Gurpegi en abril.

Salvo que en las próximas citas se produzca una hecatombe en forma de resultados o lesiones y obligue a un replanteamiento, Joaquín Caparrós tendrá que tirar con lo que tiene. Entre otras cosas porque, contando con Koikili, en verano le llegaron siete refuerzos y no hay grandes oportunidades en el mercado vasco. Tan sólo Urzaiz, Ezquerro o incluso Díaz de Cerio podrían echar una mano para paliar la preocupante sequía goleadora. El affaire con el riojano hace casi imposible su regreso.

Visita habitual.

El hecho de que Macua visitase la caseta rojiblanca tras el partido es una práctica habitual. Siempre lo hace en casa y fuera, cuando viaja, también. Tuvo un instante breve para charlar con el técnico, en quien esta junta mantiene la fe que le llevó a firmarle tres años. Le ven fuerte moralmente, enrabietado y con confianza en sacar la situación. Además, desde el club se cree que el partido que hizo el equipo en Santander fue digno, aunque no se acertase con la portería contraria. A nivel de trabajo, la nota fue buena. Un síntoma de que los brazos no se han bajado. La confianza va acompañada por una clara preocupación, al entenderse que se ha fallado en un momento clave por primera vez en la temporada. Llega la Copa y hay que cambiar ya el chip. Si no, San Mamés se enojará.