En los últimos doce meses ha sido un fijo en la retaguardia del Tenerife y se ha ganado el aprecio del Heliodoro. Y eso que con la llegada de más competencia a la defensa hubo quien pensó que sería carne de banquillo...

Mi balance es positivo, pues profesionalmente he crecido mucho en el Tenerife. He tenido la confianza de todos los entrenadores y espero seguir trabajando igual para mantener el puesto. A nivel colectivo, creo que nos hemos mantenido siempre en una buena posición, aunque la pena fue perder el encuentro de Anoeta antes de Navidad, pues podríamos haber dado un gran salto.

Lo que es indudable es que el nivel de exigencia en el Tenerife ha subido en cuanto a objetivos...

Es normal porque estamos hablando de un gran club que estuvo muchos años en Primera y pretende volver. Las aspiraciones pasan por estar lo más arriba posible y pelear por todo lo que se ponga por delante. Si no es este año, lo conseguiremos el próximo.

¿Tan seguro está?

Yo sueño con celebrar un ascenso a Primera con el Tenerife, al igual que mis compañeros y la afición. El objetivo no es fácil pero lo tenemos metido en la cabeza y vamos a trabajar al máximo para ello. Repito que es complicado pero nosotros no vamos a renunciar a nada.

¿Traerá ese sueño el año 2008?

Lo firmaría ya. Iremos paso a paso porque en esta categoría el nivel de dificultad es enorme.

¿Qué más le pide a los próximos doce meses?

Que me sigan respetando las lesiones y que continúe progresando en mi profesión y beneficiando, con ello, al equipo y al club.

¿Le duele la situación de la Unión Deportiva?

No me agrada porque es una entidad en la que me inicié como jugador y a la que deseo lo mejor siempre y cuando no perjudique al Tenerife. Espero que cuando llegue el derbi de la segunda vuelta nosotros estemos arriba y ellos, mucho mejor.