¡Décima a la vista!

Liga de Campeones | La contracrónica de Tomás Roncero

¡Décima a la vista!

Este Madrid ni siquiera hace sufrir a su pueblo. En quince minutos ya había despachado al Lazio, hasta el punto de sobrar la segunda parte. El liderato del grupo permitirá al Bernabéu vivir otra noche mágica en octavos. No hay quien lo detenga.

¡Toma Valdés! El ingenuo portero titular del Barça aseveró en la víspera que prefería que el Madrid quedase eliminado de la Champions "porque así luego no te los encuentras". Razonable temor el del canterano culé, porque sabe que si en cuartos o semifinales se cruzan los caminos de ambos se habrá acabado la aventura europea del subcampeón de Liga. El Barça es ahora mismo la guarnición y el Madrid el solomillo. Tampoco olvido la bravata absurda del míster lazial, Delio Rossi: "El ambiente del Camp Nou me fascina más que el del Bernabéu". Yo hago otra lectura. El Madrid vuelve a dar miedo como en los tiempos mágicos del gran Juanito, cuyo hermano me encontré en el California antes del partido y me susurró al oído la gran frase: "Juan está en el cielo, pero este año nos va a apoyar como nunca para que ganemos la Décima". El Lazio se vio atrapado por ese factor intimidador ("Noventa minuti en el Bernabéu son molto longo"). Pues sobraron 75... Apenas había pasado un cuarto de hora y ya se había comido dos goles el abuelo de Heidi, como tiene apodado mi amigo Toñín a ese Ballotta que es un asidero moral para todos los que somos cuarentones y asistimos a nuestra última recta. Este Madrid del maestro Schuster ha entrado en octavos por la puerta grande y se jugará las habichuelas en la caldera del Bernabéu en la vuelta. Como debe ser. Pido un regalo a los Reyes Magos. Que nos toque el Fenerbahce y así firmaremos el pase a cuartos con un homenaje a Roberto Carlos, el Gento del siglo XXI...

Julio César. Así habría que rebautizar desde ahora a Baptista, el auténtico fichaje de invierno. Nunca pensó en irse y Schuster siempre tuvo claro que acabaría tirando de esta bestia de la naturaleza, el segundo mejor jugador de la última Copa América (el primero fue Robinho, el Imperio Vikingo arrasa más allá de los mares como en los tiempos de El Dorado). Por cierto, el rey de las camisinhas ya lleva nueve goles de rechupete: 5 en Liga, 4 en Champions.

Guti, espabila. Con el 14 me pasa como con las películas de Woody Allen. Unas veces le sacarías a hombros del cine y otras a tomatazos. Por eso no se llama Guti, es Curro Romero. Desde la expulsión de Murcia algo ha cambiado en su vida. Schuster le ha perdido la fe, él se rebela como los indios en las películas del Oeste (sólo con escuchar los tiros se dejan caer del caballo) y al final todos nos perdemos su inigualable talento porque se siente James Dean en Rebelde sin causa y no valora la frustración que provoca a mis amigos de Argamasilla de Alba, La Granja, los minusválidos de Guadalupe (Cáceres), La Mamola (Granada), Cazalega, Arrecife de La Carlota, Medina de Rioseco, Segorbse y el gran Javi Moreno, el killer del Córdoba, que ayer vio el paseo del rey de Europa junto a su colega, el transalpino Alessandro Pierini, que fue al santuario junto a su hijo Nicolás. ¡Italia es blanca!

Raúl 59. El conejito Duracell no descansa. Ya es sabido que cuando toca noche de Copa de Europa y se acerca la bruma del Bernabéu no perdona. Un cabezazo al poste y otro a la cazuela. Van 59. Si Raúl no existiese habría que clonarlo. Es el Capitán de la Décima. ¡Luis, rectifica de una vez por Dios!

Iker mola. La segunda parte fue un rollete. Pero San Iker salió al rescate para detener a Rocchi su primer penalti desde el 30-4-2006. Fue en Pamplona. A Puñal. Y Osasuna llega el domingo. Próxima víctima...