Schuster vuelve a su terreno de juego maldito

Primera | Athletic - Real Madrid

Schuster vuelve a su terreno de juego maldito

La Catedral es el campo donde más incómodo se ha sentido Schuster. Tras su lesión por entrada de Goiko en 1981, insinuó que no volvería más. Cada balón que tocaba, le caía una gran pitada. Sólo ganó uno de sus ocho partidos ligueros en Bilbao. Como técnico, ha perdido los tres.

Las tensas relaciones entre Athletic y Barcelona a principios de los ochenta, cuando los rojiblancos alzaron sus últimos títulos, terminaron con una serie de escándalos tan recordados como lamentables. Maradona y Schuster, los extranjeros de Menotti, cayeron lesionados por Goikoetxea. Menos revuelo hubo por el grave percance de Urkiaga en un lance con Julio Alberto. Todo aquello desembocó en el bochornoso espectáculo de la final de Copa del 84, aquella patada del argentino a Sola en la cara, y los vuelos de kárate de Clos y Migueli, con Sarabia, Goiko y De Andrés buscando pieza. Una amnistía les salvó de tres meses de sanción.

Si hubo una persona que salió marcada para La Catedral de aquella guerra, fue Schuster. Más que El Pibe. No sólo por lo vivido en la hierba, sino por la cascada de declaraciones. Aquel 13 de diciembre de 1981 en que El Nibelungo dejó el campo a los 26 minutos, empezó a vivir un calvario con su rodilla, pero no fue nada con lo que le llovió en cada visita. Se le ocurrió decir tres años después que "ir a San Mamés es como viajar a Corea". Cada vez que lo pisaba, los pitos rompían la barrera del sonido. Y le afectaban. De hecho, llegó a manifestar: "Después de todo lo que ha pasado, no sé si volveré a ese campo".

Un triunfo. Clemente, claro está, no era buen mediador. En septiembre del 85, para calentar el partido, anunció que el público recibiría a los jugadores del Barcelona "con silbidos, porque no olvida". El caso es que Bernardo pasó ocho veces por Corea en Liga y sólo ganó una, de culé. Con Madrid y Atlético se atenuó la bronca, pero sigue siendo poco querido.

La maldición no terminó al colgar las botas. Sus tres visitas como técnico se han saldado con derrotas. Tras la primera con el Getafe, declaró: "Este campo pesa, ya sabemos lo que hay por aquí". Esta noche estará muy motivado.