Última escala en la gira por el infierno

Liga de Campeones | Olympiacos - Real Madrid

Última escala en la gira por el infierno

Última escala en la gira por el infierno

JESUS AGUILERA

Tras Mestalla y el Pizjuán, el Madrid visita el estadio del Olympiacos

Este Real Madrid es un equipo poderoso, pero quizá no sea todopoderoso. Esa es la principal conclusión que podría extraerse de sus dos últimos partidos. La goleada en Mestalla y la derrota en Sevilla no hacen más que confirmar su naturaleza humana. No esperemos las rachas eternas de los equipos rocosos. El Madrid es un talento mortal que alternará lo excelente con lo precario. Y eso se traduce en una vida agitada. Ser así no descarta ningún título; sólo impide la tranquilidad, las siestas y los pronósticos.

En su gira por los altos hornos de Europa, el Madrid, este manojo de ingenio y fragilidad, visita Atenas. Allí espera el Olympiacos, al que se venció en Madrid hace quince días con una remontada heroica y una gran actuación de Casillas. Y todo eso frente a diez futbolistas. Es decir, que no sobró nada. No hace falta mucha imaginación para suponer que los griegos buscan revancha.

Después de dos partidos en una semana, y tras la batalla del Pizjuán, Schuster se ve obligado a cambiar el equipo. Guti no viajó por una contractura en los isquiosurales y Metzelder y Salgado se quedaron en Madrid por decisión técnica. Robben, Higuaín y Dudek continúan en la enfermería. Así las cosas, todo indica que Heinze será la pareja de Cannavaro y Sneijder jugará por Guti. Se mantiene, por lo tanto, el pivote Gago-Diarra.

La gran novedad de la lista fue el regreso de Pepe, convocado 68 días después. No será titular, pero apetece: tanto Cannavaro como Metzelder andan lejos de su currículo.

El Madrid se entrenó por la mañana en Valdebebas y luego voló hacia Atenas, donde no se ejercitó en el escenario del partido, como suele ser habitual. La otra noticia es que Schuster compareció en Grecia ante la prensa y no disparó ni contra el Partenón ni contra el Archiduque Francisco Fernando. Ni siquiera cuestionó el origen del árbitro, que es eslovaco.

Victorioso. El Olympiacos, que la pasada semana conquistó la Supercopa griega (supercopita), se presenta a la cita después de ganar al PAOK en un duelo de máxima rivalidad norte-sur (Salónica-Atenas). En ese partido se lesionó el centrocampista argentino Ledesma, uno de los pilares del equipo. También serán bajas los defensas Antzas, lesionado, y Torosidis, sancionado. Si pensamos en la conocida debilidad del equipo en la parte de atrás, el panorama invita a frotarse las manos.

Pero conviene ser prudentes. El rival reúne a varios futbolistas que han hecho fama y contratos al contacto con el Real Madrid. Galletti es el mejor ejemplo. No hay seguidor del Atlético que no se asombre por el respeto que causa entre los blancos. Sin embargo, además de su gol asesino en la Copa del Rey 2004, hace quince días hizo un partido notable en el Bernabéu, con gol incluido. Como Julio César, que también marcó. O como Kovacevic, que salió de refresco y estuvo cerca de anotar su undécimo gol contra el Madrid. Sólo falta que se manifieste Raúl Bravo.

A estas inclinaciones asesinas hay que sumar un futbolista espléndido: Predrag Djordjevic. El serbio tiene 35 años y ya es considerado como el mejor extranjero de la historia de la Liga griega. Llegó al país en 1996 para jugar en Tercera y, después de diez años en Olympiacos, se ha convertido en una estrella casi local. Se ha casado con una griega, tiene doble nacionalidad y ya debe bailar el sirtaki.

Como sucedió hace dos semanas, el congoleño Tresor Lomana Lua Lua pondrá la nota exótica y la velocidad explosiva. Este mes es protagonista de la revista del club y se confirma su adaptación a la ciudad, lo que no debería sorprender tanto si antes se hizo a la vida en Portsmouth.

Culminar. El Madrid manda en el grupo con siete puntos, tres más que Olympiacos y cuatro por encima del Werder. De ganar, habría asegurado su clasificación a falta de dos partidos. Para los griegos el encuentro es crucial y apremiante: esta temporada todavía no han ganado en Champions en el Georgios Karaiskakis (35.000 espectadores), un estadio que honra la memoria de un héroe de la independencia griega de tupidos bigotes.

En ese campo, el Madrid perdió en 2005, con gol decisivo de Rivaldo a pase de Yaya Touré. Por suerte, hoy no juega nadie del Barça. Que se sepa.

El detalle: Turbulencias en el aterrizaje de La Saeta en Atenas

La expedición madridista llegó a Grecia con el susto metido en el cuerpo. Media hora antes del aterrizaje una tormenta provocó fuertes turbulencias en La Saeta, cuyo segundo viaje contó con 110 pasajeros. Heinze fue el que peor lo pasó. Atenas recibió al Madrid con un fuerte aguacero, lo que provocó que casi no hubiera aficionados. Al menos, en vez de la tortilla francesa fría del primer viaje la expedición comió pasta y solomillo de ternera.