Mucho han cambiado las cosas desde el pasado 10 de abril, cuando el Chelsea eliminó al Valencia en cuartos de final de la Champions con un gol de Essien en Mestalla en el minuto 90. Tanto que ninguno de los dos equipos se parece en algo a lo que se vio aquel día. Principalmente, en el caso de los blanquinegros, que reciben a los blues en el mejor momento posible.

Y es que el Valencia ha logrado ocho victorias en los nueve compromisos oficiales que ha disputado hasta el momento en esta temporada (cinco en Liga y tres en Champions). La apuesta por las rotaciones está funcionando y las lesiones, en la medida de lo posible, también respetan a los de Quique. Una situación bien distinta a cómo llegó a ese último choque frente a los blues en abril.

El Chelsea, por el contrario, ha sufrido una profunda metamorfosis. Primero, en el banquillo. Abramovich se ha cansado de José Mourinho y ha apostado, de momento, por el israelí Avram Grant. El equipo atraviesa por uno de sus peores momentos de los últimos años y el mejor ejemplo es que no pasó del empate en la primera de la jornada de la Champions ante el Rosenborg.

Sin embargo, ni Quique Sánchez Flores ni la plantilla valencianista se fían del conjunto inglés. Y menos cuando se presentará en Mestalla tocado. "El Chelsea no está muerto. Vienen a Mestalla a jugarse la vida y no debemos pensar que llegan rotos", apuntó ayer el técnico valencianista. Por su parte, David Albelda indicó que "es un buen momento para jugar este partido. Ellos tienen muchas bajas y nosotros no estamos al completo, porque nos faltan tres o cuatro jugadores importantes, pero sí llegamos con buenos resultados".