Javier Aguirre ha demostrado que sabe combinar la calidad de sus jugadores de ataque. Este año el mexicano posee una pléyade de futbolistas ofensivos que ya quisieran para sí muchos equipos de Primera. El primer capítulo de la nueva flamante delantera se dio ante la Vojvodina. Aguirre dispuso su artillería para dejar sentenciada la eliminatoria. Los elegidos fueron Agüero, Forlán y Maxi, además de Simao. Esto es la prueba de que el Atlético esta temporada es un polvorín en los últimos metros. Buena parte de culpa de la nueva imagen la tuvo el entrenador. Aguirre no vaciló a la hora de colocar a dos puntas que parecen estar en estado de gracia. Incluso desde el centro del campo rojiblanco el juego nace elaborado, ya que tanto Maniche como Raúl García mejoraron la llegada al arco rival.

Aguirre parece haber desestimado el corsé del juego de contención y, ante los serbios, los rojiblancos desplegaron un abanico de posibilidades de cara al arco rival que hacía mucho que no aparecían por el Manzanares: Agüero fue eléctrico y escurridizo ante la tosca defensa rival. Forlán demostró su instinto matador y su facilidad para bajar y desahogar al equipo. Y Maxi aportó el liderazgo que le ha sobrevenido tras calzarse el brazalete de capitán. De esta forma la afición del Calderón saboreó lo que hacía mucho que no probaba. El estadio se sumió en una alegría que, unido a la buena entrada registrada, hizo que el ambiente fuera inmejorable: la hinchada tenía hambre de competición europea.

La movilidad de los tres, la clave

Los tres delanteros demostraron una gran versatilidad a la hora de intercambiar puestos. Forlán bajó a recibir el balón y desahogó al equipo. Maxi con sus diagonales sorprendió a la zaga y Agüero fue un verdadero incordio, además de las constantes llegadas de los pivotes.