Un botellazo mortal al fútbol

Copa del Rey | Betis 0 - Sevilla 1

Un botellazo mortal al fútbol

Un botellazo mortal al fútbol

Juande Ramos recibió un impacto de una botella tras el gol de Kanouté. Undiano Mallenco suspendió el partido. A Juanito le pasó lo mismo en 1977

Transcurría el minuto 57 de un partido denso, tenso, intenso, con ramalazos de emoción y amalgama de calidad con momentos sosos. Puro derbi. Con dos lanzamientos a la madera de Jesús Navas y otro posterior de Nano, curiosamente los protagonistas de un rifirrafe, nada más terminar el primer tiempo, resuelto por el árbitro de la contiendas, Undiano Mallenco, con una tarjeta amarilla para los dos. Hasta ahí, normal.

57 minutos de Copa en estado puro, que subieron de tensión con una maravillosa dejada de Renato sobre Kanouté, pichichi continental por pleno derecho, y éste, con un furibundo disparo hizo inútiles los esfuerzos de Contreras. Era el 0-1 y todo el estadio se quedó helado... Bueno. Todo no. Mientras once sevillistas celebraban con su banquillo un tanto que valía por medio pase a las semifinales, surgió la odiosa, repugnante y cruel figura del anónimo gamberro, un tipejo de tres al cuarto cobarde, sin entrañas ni humanidad que, escudado vilmente en una afición que sólo vino al estadio a ver fútbol, lanzó una botella. Pero, para ampliar su delito, su felonía, su maldad y su estupidez, la botella estaba llena de refresco helado y, como le sucediera a Juan Gómez 'Juanito' un 30 de noviembre de 1977 en un Yugoslavia-España. Juande Ramos fue la víctima de este atentado contra su persona, su integridad y la de este deporte que en noches como la de ayer, uno no sabe si llamar fútbol. La imagen del entrenador manchego, hombre recio y nada quejica caído inconsciente sobre el tapiz, era de las que te ponen los pelos de punta. Eran las 21.19. Hora fatal, hora fúnebre.

Suspensión fulminante. Undiano Mallenco, uno de nuestros mejores colegiados, reaccionó con presteza. El duelo no podía continuar sin la presencia de uno de los entrenadores. La valentía de Juande Ramos fue emocionante. Medio inconsciente, apenas pudo balbucear unas palabras, pero su mensaje era claro, preciso, directo y el de un deportista como la copa de un pino como es él. ¡Quería seguir! por respeto a su afición, a la del Betis y a todos los profesionales y aficionados que, a diferencia de ese 'Pepe Botella' del tres al cuarto aman el fútbol independientemente de los colores que se profesen.

Tras unos minutos de tensión, y con la relativa tranquilidad de que el técnico de Pedro Muñoz no corría peligro, se confirmó la paralización del derbi y en espera de lo que decida el Comité de Competición. Si el lanzamiento de una botella se paga con una multa de 3.000 euros, si un posible cierre del estadio con la consecuencia de buscarse otro recinto (ya hace unos años al Betis le tocó jugar en Málaga o Huelva) yo pregunto: ¿Por qué los clubes dan pábulo a estos fulanos que tanto daño hacen a este deporte? ¿Cuándo se decidirán las autoridades competentes a erradicar de una santa vez a personas o grupos de impresentables (a estos no se les puede llamar aficionados) que campan a sus anchas por los estadios españoles con total impunidad sembrando el miedo y el temor ante la gente de bien, ante familias?

El Betis en particular, y el fútbol español en general tienen un problema. Parece que lo que ha sucedido en Italia no ha servido como escarmiento. ¿Llegaremos a ver una Liga de los Ases con los estadios vacíos? Y lo peor. Apenas hemos hablado de fútbol. Pero esto no viene de ahora. Y debemos reflexionar. Porque no es normal que un partido de fútbol sea estos días la comidilla de los informativos y prensa de sucesos. ¡Qué pena!

El polémico busto: Lopera tras Del Nido

Los directivos del Betis colocaron un busto de Manuel Ruiz de Lopera detrás de la silla en la que se tenía que sentar José María del Nido en el palco.